1. E. & N. Desayuno

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Desperté mirando hacia el lado contrario de donde se encontraba mi señor, no podía moverme hasta que el me lo permitiera, así que como era habitual hice un pequeño y casi imperceptible ruido con la garganta para que se enterara que estaba despierta

- Levántate y prepara el desayuno - ordeno aun recostado - bajare en quince minutos y ya quiero todo en su lugar -

en cuanto termino de decirme las cosas simplemente me levante y después de recibir un golpe en las nalgas con su mano extendida, cosa que me dejo un ligero escozor - espera - me ordeno poniéndose de pie - recuéstate - me dijo cuando se dirigía al armario

Me acerque a la cama y me senté en ella, deje ir mi espalda hasta que toco las suaves sabanas - sujétate los tobillos - ordeno y así lo hice, sentí como introdujo dentro de mi coño unas bolas metalicas, estaban frías y pesaban una vez dentro

- ahora puedes ir... cuidado con que se caigan, ¿entendido? - Pregunto sonriendo, fue un instante lo que vi su rostro antes de bajar el mio e ir a la puerta - ¿así es como debes de ir, perra?- pregunto y me arrodille después coloque mis palmas en el suelo y fui en cuatro hasta la cocina, la escalera hacia un tiempo era lo más difícil pero ahora era muy fácil bajarla

Llegue a la cocina y saque un par de huevos, tocino, metí 2 panes integrales en el tostador, mientras calentaba agua para café y sacaba el jugo del refrigerador, lo serví en un vaso y lo lleve junto con el plato de los huevos cuando recordé el pan que ya estaba un poco tostado de las orillas, a él no le gustaba para nada que su pan quedara así, los coloque con lo quemado para abajo, quizá así no se daría cuenta.

Me arrodille en posición nadu justo a un lado de la mesa y silla donde él se sentaba, me tenía completamente desnuda y lo único que resaltaba era el pequeño aro entre mis piernas del que estaban unidas las bolas y un collar negro con un aro color plateado al frente, no lo escuche llegar hasta que vi sus pies en mi campo de visión

- ¿y tú desayuno? - pregunto tomando un poco de jugo

- Amo, usted no ordeno preparar un desayuno para dos - respondí

- Tienes razón - siguió comiendo y pensé que me había librado del castigo por lo del pan, cuando me mando a ordenar la cama, una vez que lo hice, regrese y me volví a colocar en mi posición, pues a él le gustaba que le acompañara, cuando de pronto vi caer el pan tostado al suelo - cómelo - ordeno, no me preocupe pues los pisos se mantenían limpios a diario, pensé por un leve momento tomarlo con las manos pero no lo hice, me coloque en cuatro y lo tome con la boca, no sabía mal en las partes no quemadas, pero eso era algo que no podía decirle.

Sentí el primer golpe caer en mi mejilla después de erguirme otra vez

- colócate en posición de castigo - ordeno y me coloque en cuatro, baje mi rostro y quede mirando el suelo, el había salido de la habitación, seguramente fue a nuestra habitación especial
- ¿sabes por qué lo hago? - pregunto mientras hacía silbar la fusta en el aire, efectivamente había ido por ella y seguramente un par de cosas más

- si Amo - respondí y sentí un golpe en mi culo, mucho más fuerte que el de la cama

- ¿te di permiso de hablar? - Pregunto a lo cual no respondí, no quería recibir más azotes de los que ya me iba a dar - perra, veamos que tanto aguantas cariño - me dijo y comenzó a dar una docena de azotes seguidos, apenas y tenía tiempo de terminar de agradecer el azote cuando ya había recibido el siguiente, me dolía el trasero y juraba que ya estaba de un rosado oscuro, gimoteaba pero nunca pedí que se detuviera, siempre estaban las palabras de seguridad pero no me gustaba usarlas, él quería que suplicara pero el que se hubiera detenido me ayudo a calmar el escozor, de pronto otra ráfaga llego - cuéntalos - ordeno al segundo golpe

DULCE SUMISION - RELATOS DE UNA SUMISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora