Atlas Pt2

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                                                                                                                                                                              (Pov Athea)

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                                                                                                                                                                              (Pov Athea)

El jardín del crepúsculo, ese era el nombre que recibía este impresionante lugar.

La hierba brillaba a la luz plateada del anochecer y las flores eran de colores tan intensos que casi refulgían en la oscuridad. Unos escalones de mármol negro pulido ascendían a uno y otro lado de un manzano de diez pisos de alto. Cada rama relucía cargada de manzanas doradas y a su alrededor un dragón enroscado en el tronco del árbol.

Ladón.

Su cuerpo de serpiente tenía el grosor de un cohete y lanzaba destellos con sus escamas cobrizas. Tenía más cabezas de las que yo era capaz de contar. Más o menos, como si se hubieran fusionado cien pitones mortíferas que no dudarán en darte un mordisco solo por curiosidad.

- Las manzanas de la inmortalidad – dijo Thalía –El regalo de boda de Zeus a Hera -

Las sombras de nuestro alrededor empezaron a agitarse y de la niebla se empezó a oir un canto bello y misterioso: como voces surgidas del fondo de un pozo.

Cuatro figuras temblaron en el aire y cobraron consistencia: cuatro jóvenes que se parecían mucho a Zoë, todas con túnicas griegas blancas. Tenían piel de caramelo. El pelo, negro y sedoso, les caía suelto sobre los hombros.

Las hespérides.

Las hermanas de Zöe.

- Hermanas – saludó Zoë.

- No vemos a ninguna hermana – replicó una de ellas con tono glacial – Vemos a tres mestizos y una cazadora. Todos los cuales han de morir muy pronto-

- Estáis equivocadas – Percy dio un paso al frente – Nadie va a morir-

- Perseus Jackson – dijo una de ellas.

- Sí – musitó otra – No veo por qué es una amenaza-

- ¿Quién ha dicho que yo sea una amenaza?-

La primera hespéride echó un vistazo atrás, hacia la cima de la montaña, donde nubes de tormenta se arremolinaban amenazadoramente.

- Os temen, Perseus. Están descontentos porque ésa aún no os ha matado – dijo señalando a Thalia.

- Una verdadera tentación, a veces – reconoció Thalia -. Pero no, gracias. Es mi amigo-

- Aquí no hay amigos, hija de Zeus – dijo la hespéride secamente -. Sólo enemigos. Volved atrás-

- No sin Annabeth – replicó Thalia.

- Ni sin Artemisa – añadió Zoë -. Hemos de subir a la montaña-

Percy Jackson. CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora