"𝓛𝓸𝓼𝓽 𝓘 𝔀𝓪𝓼 𝓫𝓸𝓻𝓷, 𝓵𝓸𝓷𝓮𝓼𝓸𝓶𝓮 𝓘 𝓬𝓪𝓶𝓮
𝓛𝓸𝓷𝓮𝓼𝓸𝓶𝓮 𝓘'𝓵𝓵 𝓪𝓵𝔀𝓪𝔂𝓼 𝓼𝓽𝓪𝔂 "
Aquellos ojos que me mareaban de lo hermosos que eran.
¿Pero como yo podia merecerlo?
Ni siquiera era merecedora de mi propio pasa...
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(Pov Athea)
Jason
Jason
Jason
Habían pasado unos meses desde mi "escenita" en la colina y aun no sabia quien mierda era Jason.
Aquel nombre era la razón por la que no había podido pegar el ojo durante ya unas semanas.
Jason
Su nombre parecía una droga para mi mente. Era imposible dejarla de pensar.
El único momento del día en el que no pensaba en Jason era cuando pensaba en Luke y Cronos. Básicamente mi mente nunca descansaba.
Sonaba imposible obsesionarse con un nombre que no tenia cara, pero yo lo habia hecho.
A la hora de quemar las ofrendas me tardaba alrededor de 30 minutos parada tirando pedazos de carne al fuego esperando que cualquier dios que escuchara mis plegarias me ayudara.
Pero no hubo respuesta alguna.
También me había quedado en la recepción del Empire State durante casi 7 horas esperando encontrarme con mi padre o con Hera. Pero no habían aparecido.
Mi mente estaba hecha un desastre.
Alisson, mi hermana, había intentado convencerme de que lo mejor era dejar el nombre de lado y seguir con mi vida y tal vez, solo si los dioses querían, algún día al fin podría conocer a Jason.
Ignore su consejo.
Había algo dentro de ese nombre que me hacia emocionarme hasta ponerme los pelos de punta, pero al mismo tiempo me hacía sentir ganas de vomitar de nervios. Tenía la sensación de que averiguar algo sobre eso, me podría causar problemas, pero no me importaba mucho.
De alguna manera sabía que el propietario de ese nombre tenía la llave para acceder a mi pasado, por eso los dioses no habían hecho oídos sordos a mis plegarias, tenían miedo de algo, como si aquel nombre inspira un miedo, pero no por ser poderoso si no por algo más.
Siempre me preguntaba el por qué del miedo hacia él, creaba miles de teorías pero al final mi mente terminaba en el mismo pensamiento ¿Quien eres Jason?
Esta era una de esas veces.
Miraba por la ventana del coche como las calles estaban cubiertas por una fina capa de nieve, tan adentrada en mis pensamientos que no escuche mi nombre saliendo por la boca de Annabeth.
- ¡Thea! - me sacudió por el brazo.
Salí del trance en el que estaba un poco asustada.
