(Pov Percy)
Blackjack y sus amigos salieron volando, dejandonos en la puerta del Olimpo. Durante un minuto, Thalia, Thea, Annabeth y yo permanecimos inmóviles, mirando el palacio, tal como habíamos permanecido los cuatro frente a Westover Hall al principio de aquella aventura (parecía que hiciera un millón de años).
Luego avanzamos juntos hacia la sala del trono.
Doce grandes tronos formaban una U alrededor de la hoguera central, igual que las cabañas en el campamento. El techo relucían todas las constelaciones, incluso más reciente: Zoë la cazadora, avanzando por los cielos con su arco. Todos los asientos se hallaban ocupados. Los dioses y diosas medían unos cuantro metros de altura. Y te aseguro una cosa: si alguna vez viese a una docena de seres todopoderosos e imponentes volviendo sus ojos hacia ti. . . Bueno, en ese caso enfrentarte a una pandilla de monstruos te parecería un picnic.
-Bienvenidos, héroes –dijo Artemisa.
-¡Muuuu!-
Había una esfera de agua suspendida en el centro de la estancia, junto a la zona de la hoguera. Bessie nadaba alegremente en su interior, agitando su cola de serpiente y asomando la cabeza por los lados y la base de la esfera. Parecía disfrutar aquella novedad de nadar en una burbuja mágica. Grover permanecía de rodillas ante el trono de Zeus, como si acabase de rendir cuentas. Pero nada más vernos, exclamó:
-¡Bravo! ¡Lo habéis conseguido!–
Iba a correr a nuestro encuentro cuando recordó que le estaba dando la espalda a Zeus y levantó la vista para solicitar su permiso.
-Anda, ve –le dijo Zeus sin prestarle atención. El señor de los cielos miraba fijamente a Thalia.
Grover se acercó trotando. Ninguno de los dioses decía nada. El redoble de sus pezuñas en el suelo de mármol resonaba por toda la sala. Bessie chapoteó en su burbuja de agua y la hoguerachisporroteó.
Yo miraba nervioso a mi padre, Poseidón. Iba vestido como la última vez que lo había visto: short de playa, una camisa hawaiana y sandalias. Tenía el rostro curtido y bronceado, la barba oscura y los ojos de un verde intenso. No sabía cómo le sentaría verme otra vez, pero en la comisura de sus labios parecía insinuarse una sonrisa. Me hizo un gesto con la cabeza, como diciendo "está todo bien".
Grover le dio aparatosos abrazos a Annabeth, Thea y Thalia. Luego me agarró de los hombros.
-Bessie y yo lo conseguimos, Percy! Pero has de convencerlos. ¡No pueden hacerlo!-
-¿Hacer qué? –dije.
-Héroes –empezó Artemisa.
La diosa bajó de su trono y, adoptando estatura humana, se convirtió en una chica de pelo castaño rojizo que se movía con desenvoltura entre los grandiosos olímpicos. Cuando se nos acercó con su reluciente túnica plateada, vi que su cara no delataba ninguna emoción. Parecía moverse en un halo de luz de luna.
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Percy Jackson. Carolina
Aventura"𝓛𝓸𝓼𝓽 𝓘 𝔀𝓪𝓼 𝓫𝓸𝓻𝓷, 𝓵𝓸𝓷𝓮𝓼𝓸𝓶𝓮 𝓘 𝓬𝓪𝓶𝓮 𝓛𝓸𝓷𝓮𝓼𝓸𝓶𝓮 𝓘'𝓵𝓵 𝓪𝓵𝔀𝓪𝔂𝓼 𝓼𝓽𝓪𝔂 " Aquellos ojos que me mareaban de lo hermosos que eran. ¿Pero como yo podia merecerlo? Ni siquiera era merecedora de mi propio pasa...