En la punta del precipicio

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                                                                                                                                                                             (Pov Athea) 

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                                                                                                                                                                             (Pov Athea) 

Por esto Annabeth hacia los planes.

La buena noticia es que habíamos encontrado a Percy.

La mala noticia es que el muy idiota estaba metido en un gran aprieto.

El doctor Espino tenia a el idiota de mi amigo y a los Di Angelo atrapados en el borde del precipicio, un paso en falso y los tres podian caer.

Nosotros analizabamos la situación detrás de unos arbustos, no podíamos atacar tan de repente por que el doctor Espino podía aventarlos fácilmente al agua y aunque todos sabíamos que Percy sobreviviría a la caída, los Di Angelo quedarían con pan tostado al impactar con el agua.

Annabeth, Grover y yo estábamos intentando pensar rápido mientras que Thalia echaba chispas por la cabeza, literalmente, mientras balbuceaba cosas como "Estupido Jackson" "Nos tuvo que haber esperado" y otras cosas no muy bonitas.

Después de unos segundos entendimos lo que teníamos que hacer.

La jugada de Annabeth fue genial. Con su gorra de invisibilidad puesta, embistió contra los Di Angelo y contra Percy al mismo tiempo, derribándolos al suelo, lo cual pilló por sorpresa al doctor Espino y lo dejó paralizado durante una fracción de segundo.

Thalia, Grover y yo aprovechamos la oportunidad para salir del arbusto atacar.

Debía de reconocerlo, nunca había conocido a algún semidiós más cool que Thalia, para empezar, tiene una lanza enorme que se expande a partir de ese pulverizador de defensa personal que lleva siempre en el bolsillo. Pero lo que intimida de verdad es su escudo. En su superficie de bronce aparece en relieve la cabeza de Medusa, la Gorgona, y aunque no llegue a petrificarte como la auténtica, resulta tan espantosa que la mayoría se deja ganar por el pánico y echa a correr nada más verla.

Hasta el doctor Espino hizo una mueca y se puso a gruñir cuando la tuvo delante.

Thalia atacó con su lanza en ristre.

–¡Por Zeus! –

Thalia le clavo la lanza en la cabeza al doctor Espino. Pero él soltó un rugido y la apartó de un golpe. Su mano se convirtió en una garra naranja con unas uñas enormes que soltaban chispas a cada arañazo que le daba al escudo de Thalia. De no ser por la Égida, mi amiga habría acabado cortada en rodajitas.

Gracias a su protección, consiguió rodar hacia atrás y caer de pie.

– ¡Thea! – me gritó dándome la señal.

Lancé mi moneda en el aire y en mi mano apareció una espada de oro.

Corrí hacia Espino intentando debilitarlo pero este evitaba mis movimientos con tal gracia que parecía que estábamos bailando.

Percy Jackson. CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora