Drama total

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(Pov Athea)

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(Pov Athea)

Dos semanas

Dos semanas desde que había vuelto al campamento.

Dos semanas desde que Grover y Tyson se habían separado de nosotros.

Dos semanas desde que habíamos visto a Hefesto.

Dos semanas desde que el Monte Saint Helens había hecho erupción.

Y dos semanas en las cuales no habíamos oído nada sobre Percy.

—Es hora de aceptarlo Thea — me dijo Annabeth suavemente.

Sus palabras atrevasaban mi corazón rompiéndolo de lado a lado, ella tenía razón, suficientes habían sido dos semanas para saber que Percy no volvería.

Al principio Annabeth y yo habíamos insistido en una misión de búsqueda la cual había rechazado al instante. El centauro tenía esperanzas de que Percy pudiera encontrar el camino a casa, pero luego de una semana incluso el parecía haber perdido las esperanzas de encontrar a Percy.

Claramente Annabeth no estaba ni un poco mejor. Se culpaba de la desaparición de Percy y por dejar que Tyson y Grover se separaran de nosotros.

Por mi lado la cosa no estaba mucho mejor. Toda mi energía parecía haber desaparecido de mi cuerpo, no tenía ganas de comer, entrenar o de hacer mis actividades normales. Mis hermanos llevaban la comida a mi cama, la cual comía porque Alisson me metía la cuchara a la boca a fuerzas. Por las noches el sueño se había vuelto insoportable, tanto así que ahora tomaba calmantes para poder dormir al menos unas dos horas. Mi estúpida mente no ayudaba ni un poco. De alguna manera mi mente siempre volvía al último momento donde había visto a Percy, el recuerdo se repetia como disco rayado.

El abrazo.

El beso.

La promesa.

La erupción.

Sus palabras y acciones se habían tallado en mi mente tan profundamente que era imposible olvidar el momento, por un segundo había sido la persona más feliz pero todo se desvaneció tan rápido como un parpadear.

"Te prometo que siempre volveré a ti solecito"

Eso era una promesa, la cual Percy no estaba cumpliendo.

La ausencia de Percy era una torura dentro de mi mente. Esto ya lo había sentido un invierno atrás, tras el sueño de una chica y Percy que tuve en el coche camino a rescatar a Artemisa, un inmenso vacío se había avecindado en mi pecho pero el tacto de el mismo dueño de mi sueño lo había calmado, sin embargo esta vez Percy no se encontraba por ninguna parte. El único tacto que tenía en ese instante era el de mis pies rozando con el agua.

—Es hora de dejarlo ir y concentrarnos en lo que está por venir, tenemos que encontrar a Nico. —

Voltee a ver a mi amiga.

Percy Jackson. CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora