Capítulo 20 Dolor

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Capítulo 20 Dolor

La mente de Elsa dejó de escuchar a su alrededor, solo siendo consciente de la presión en su pecho, se sintió emocionalmente rota al recordar todo lo ocurrido en esos días y tras girarse despacio hacia Hans, pasó la posibilidad de acercarse y hablarle, pero al final no consiguió hacerlo, sus piernas se movieron pero no en su dirección sino hacia su hermana y el montañés que la esperaban afuera del túnel, en la luz del sol.

Salió al exterior y los rayos del sol golpearon su rostro al igual que el viento que soplaba con algo de fuerza.

Anna tocó su hombro y Elsa pudo ver cómo estaba esforzándose por no llorar, sonrió ligeramente y le abrazó.

—No es una despedida, Anna, te aseguro que nos volveremos a ver.

—Lo sé, pero no me gusta que nos separemos.

Kristoff también se despidió de ella, prometiendo que cuidaría de su hermana, después le dio un mapa con varios destinos posibles.

—No se preocupen por mí, voy a estar bien —dijo sonriendo cálidamente a su hermana, pero pronto en su campo de visión miró con incertidumbre como el príncipe se venía acercando a paso lento.

Hans alzó una mano cuando los rayos del sol golpearon sus ojos y más aún cuando el viento lo golpeó, estuvo a punto de perder el equilibrio, pero logró mantenerse de pie.

—¿Qué quieres ahora? —cuestionó Elsa con menos enojo que antes.

—Te devuelvo esto —y con cierta pesadez en sus manos alargó su brazo hacia la mano de Elsa y depositó un collar en ella.

Elsa en un principio no reconoció el collar y solo se centró en cómo las manos del príncipe, se veían rígidas y azules.

Luego dirigió su atención al collar y vio que era el mismo que ella había depositado en su mano aquel día en que los trolls le arrebataron la memoria.

—Aún lo conservabas —susurró abriendo los ojos con asombro.

Él no dijo nada, solo asintió e hizo una mueca que intentó ser una sonrisa, para después volver caminar hacia dentro del túnel.

—¿Estás bien? —preguntó Anna y ella no respondió—, ¿porque tenía tu collar?

La reina miró el collar y luego al túnel oscuro donde acababa de desaparecer el príncipe.

—¿A dónde va? —preguntó la reina con algo de miedo.

Kristoff llevó una mano hacia la nuca y no supo si estaba bien decir lo que él pensaba pero al final lo hizo.

—Bueno, cuando cualquier criatura del reino animal está en sus últimos momentos de vida —comenzó a explicar y a la reina se la empezó a estrujar el corazón—, digamos que prefieren estar solos y se van a un lugar apartado para que nadie los vea. Supongo que funciona en humanos.

Anna le dio una mirada reprobatoria y a la vez asustada, no quería que su hermana entrara en pánico pero ya era demasiado tarde.

Elsa apretó el collar en su mano y respiró profundamente.

—Hermana debes irte —le insistió y Elsa se giró hacia el desolado paisaje sin saber bien qué hacer.

 Dio varios pasos indecisos hacia el frente.

¿Qué hago? ¡Dios mío! ¿qué hago?

Era consciente que debía irse, alejarse y ponerse salvo mientras conseguía una manera de llevar el verano de nuevo a su gente, pero a la vez no podía dejar de pensar en el príncipe, pensar que era la última vez que lo iba a ver, la última vez que escuchaba su voz, aunque fuera un arrogante, orgulloso y con muchos otros defectos, ella no podía negar que aún así le quería. No podía solo cerrar los ojos y seguir su camino dejándolo atrás, moribundo, en un túnel solo y sin nadie que se preocupara por él.

El Frío de tu corazón (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora