Capitulo 3 Tristeza

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Capítulo 3 Tristeza

Anna no podía recordar que su hermana tenía poderes mágicos de hielo a petición de su padre a Gran Pabbie, pero sí que recordaba como disfrutaban de jugar en la nieve, construyendo muñecos de nieve, o guerritas de nieve. Todo lo que sabía es querer jugar con su única hermana favorita, Elsa.

Anna fue tan paciente como pudo, y con la llegada del invierno empezó a nevar, Anna al ver la nieve cubrir los jardines del castillo decidió que Elsa ya había estado enferma por mucho tiempo así que corrió a la gran puerta de madera azul y blanca que conducía al dormitorio de su hermana y llamó tres veces.

-¿Elsa? ¿Quieres hacer un muñeco de nieve?

-No, Anna. Déjame en paz.

-No tiene que ser un muñeco- insistió canturreando mientras acercaba su boca a la cerradura.

-No, Anna. Ya déjame.

-Vale, adiós -respondió desanimada.

Frustrada, Anna dejó la puerta del dormitorio de su hermana y deambuló por los pasillos del castillo. No podía entender por qué su hermana le había dicho que "no" nuevamente. Anna pensó que Elsa no se sentía bien aún y tal vez necesitaba hacer algo para animarla y así Elsa querría jugar con ella otra vez. Así que fue a buscar papel y lápiz a su dormitorio. Al encontrar lo que necesitaba, Anna se sentó a la mesa y le escribió una carta a Elsa. Cuando terminó de escribir, volvió a colocar el bolígrafo en su lugar, dobló el papel y regresó a la habitación de Elsa. Metió una nota debajo de la puerta y esperó pacientemente, con la esperanza de que su hermana se sintiera mejor y pasara el rato con ella. Anna decidió sentarse a esperar a que su hermana abriera la puerta, sin embargo, después de ver su nula respuesta, respiró resignada y decidió ir a jugar sola al jardín. Cuando Anna se fue, Elsa tomó el papel doblado y leyó la carta que Anna le había escrito. La leyó en voz alta.

Querida Elsa, me pregunto si sigues enferma o ¿por qué no quieres jugar conmigo? Espero que te sientas mejor y podamos jugar juntas como antes. Realmente quiero recuperar a mi mejor amiga. La extraño mucho. Extraño a mi hermana. Por favor, Elsa, espero que estés bien. Tu hermana que te quiere, Anna.

Elsa, de ocho años, leyó la carta de su hermana con lágrimas corriendo por sus mejillas sonrosadas. Cuando lloraba, sostenía el papel en sus pequeñas manos y las lágrimas caían sobre el papel. Una lágrima cayó sobre el nombre de Anna y otra sobre la frase "Extraño a mi hermana".

Arrugó la carta pegándola contra su pecho y se dejó caer de rodillas al piso, con la tristeza embargando su ser.

-Perdóname Anna... todo es mi culpa.

Los eventos de aquel día se reprodujeron en su mente una y otra vez. Sintió ganas de llorar y de gritar tan fuerte como le fuera posible.

-¡Todo fue mi culpa! ¡No debí mostrar mis poderes! ¡ Si no lo hubiera hecho no estaría encerrada! ¡ No me hubieran alejado de ti!
De pronto un sonido desde fuera de su ventana llamó su atención, y dejando la carta sobre la mesa fue a ver. Anna caminaba por el borde de unas rocas, manteniendo el equilibrio con los brazos extendidos. Algún día ella también estaría allí, corriendo y jugando con Anna.

Con eso en mente, la escarcha se derramó de sus manos, cubriendo el alféizar de la ventana y enviándola hacia atrás, jadeando en estado de shock. Sus manos la habían traicionado, y miró a su alrededor como si pudiera encontrar una forma de deshacerse del hielo.

Se puso los guantes de nuevo y se miró al espejo, ya no era la niña risueña que jugaba con su hermana por los pasillos del castillo, ahora solo era la sombra de lo que una vez fue, quería ser normal, ser como su hermana pero sabía eso era imposible.

El Frío de tu corazón (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora