Capitulo 2 Consecuencias

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Hans descansaba en una camilla, en la enfermería del castillo y aún dormía cuando Elsa se escabulló para verlo y pedirle perdón.

Se acercó con cautela de no hacer ruido para no despertarlo.

-Perdóname, no quería hacerlo -comenzó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Trató de tomar su mano pero el miedo que tenía de hacerle daño de nuevo detuvo su mano en el aire.

-No, no debo...- musitó en un tono apenas audible.

-¡Elsa! ¿Qué estás haciendo aquí? -entró su padre con semblante disgustado.

La niña corrió hacia su padre y se abrazó de él. -Papá, va a estar bien ¿verdad? -le preguntó preocupada.

El rey se separó del abrazo y se agachó a su altura, tomándola de los hombros y mirándola con severidad.

-El que esté bien dependerá de ti Elsa...debes prometer mantenerte alejada de ese niño ¿entendiste? Elsa, por favor, tienes que entender lo serio que es esto.

Ella dirigió la mirada hacia la camilla dónde estaba Hans y regresó su vista a su padre, asintiendo con pesadumbre.

-Si padre, lo sé, haré lo que me digas, lo prometo -aceptó con tristeza y su padre le dio un abrazo, antes de ordenarle que regresara a su habitación.

....

Una vez terminada la celebración, los reyes mandaron cerrar las puertas del reino y disminuir la servidumbre qué atendía a Elsa, solo quedando Kai y Gerda a su servicio.

Las pertenencias de Elsa fueron retiradas de la habitación que compartía con su hermana para una tener una habitación propia lejos de Anna. Su hermana pensó que solo era algo temporal, pero a medida que pasaban los días se dio cuenta que no era así.

Ana solo miraba el ir y venir de los sirvientes a llevarle comida a su hermana o cuánta cosa necesitara. Pocas veces la miraba salir de su habitación y cuando lo hacía ella la evitaba. Y eso le hizo pensar qué tal vez había hecho algo malo para que se enojara con ella.

Cierto día Ana se atrevió a tocar la puerta de Elsa, con la esperanza de poder jugar como antes solían hacerlo.

-¿Y si salimos a jugar? -canturreó la niña.

-¡Ya vete, Anna! -le respondió Elsa desde dentro.

Ana se sintió sumamente decepcionada y triste, aquello solo reforzaba la idea de que, tal vez, ella había hecho algo qué había molestado a su hermana y por eso la evitaba.

Muchas veces le había preguntado a su madre si sabía porque Elsa se comportaba así con ella pero la reina solo le decía que como futura heredera necesitaba su propio espacio y que además estaba algo enferma y no quería contagiarla.

Anna en un principio resintió mucho la lejanía de su hermana pero poco a poco con el pasar de los días se fue acostumbrando a jugar sola en los salones del enorme castillo.

Solía entretenerse en el jardín, cortando flores y recostándose en el pasto viendo las nubes e imaginando formas de animales o cosas en ellas. Para después entrar al castillo y dirigirse a sus clases de historia, que aunque sabía debía poner atención, la mayoría de las veces su mente se perdía mirando por la ventana o bostezando de aburrimiento.

-¿A quién le importa? ¡Eso ya pasó! -renegó en voz baja.

Su profesor, quien al parecer la había escuchado ya, le miró con reprobación y continúo con la clase.

Elsa por otro lado era instruida por los libros que tanto amaba leer y por su padre, ya que no permitían que nadie ajeno a él, su esposa, Gerda y Kai se acercarán a ella.

El Frío de tu corazón (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora