5. Si lo sé, hoy no me levanto de la cama.

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-- ¡Buenos días 'ma chérie'!.

-- Camille, por favor, deja de hacer eso... -- refunfuñé a la vez que me tapaba la cara con la sábana. Mi compañera de habitación tenía su parte buena y su parte no tan buena. La buena, que cada mañana me despertaba con un 'buenos días 'ma chérie'' de oreja a oreja. La mala, que tenía que correr la cortina cada vez que lo hacía. La quería igualmente, pero si dejaba de hacer eso la querría más.

-- Si no lo hago no te despiertas. – se acercó hacia mi, sentándose a mi lado. -- ¡Dime que te han cogido en el equipo!. Ayer llegué tardísimo y no quería despertarte.

-- ¿Ya me despiertas ahora no?.. – sonreí ligeramente, quitándome la sábana de la cara y contemplándola. Ni siquiera había comenzado mi día y ella ya iba bien guapa, con un vestido negro corto y su lacito 'coquette'. – Ojalá tener tu energía por las mañanas.

-- Pues deberías. Hay que coger el día con energía.

-- Déjame un lacito de esos a ver si es lo que da superpoderes.

-- ¡No te metas con mis lazos!.

-- No lo hago, ¡me encantan!.

-- ¿Pero me quieres contestar?, ¡¿te han cogido?!.—guardé silencio unos segundos, para ver cómo se iba transformando su cara, pero no aguanté mucho. Camille era un trocito de pan.

-- ¡Sí, lo he conseguido!.

-- ¡Lo sabía, lo sabía!. – me abrazó con todas sus fuerzas. Usaba una colonia que era muy Camille. Olía a flores, a primavera, y os prometo que si pudierais olerla, sería 'olor Camille' para vosotras también.

-- Fue muchísima gente a la prueba, pero sí, lo he conseguido, soy animadora de los Golden Gators de Florida.

-- No sabes lo orgullosa que estoy de ti. ¡Mi amiga animadora!. – dio aplausitos de alegría.

-- Bueno, a ver ahora qué tal...

-- ¿Por qué dices eso, por tu novio?.

-- Entre otras cosas. Anoche le toqué y no me abrió la puerta, intenté llamarle y nada, sin respuesta, así que aún no lo sabe. – vale, ya me iba ubicando en la vida real y recordé algo. Algo importante. – Por cierto, ¿has hablado con Sully?.

-- ¿Yo?, ¿con Sully?, no, claro que no. – Camille se puso un poquito más nerviosa de lo normal. Amiga, tú ocultas algo. Se levantó rápidamente hacia su espejo y comenzó a peinarse, inquieta. -- ¿Por qué tendría que hablar con él?.

-- No, nada. Sólo que ayer me crucé con él y bueno, creía que te buscaba.

-- ¿A mi?, imposible.

-- Sí, no sé, se equivocaría.

-- Sí, claro, se confundiría. Seguro.

-- Sí, sería eso...

-- Me voy que tengo prisa. – Camille agarró sus cosas, aún sin saber cómo salir de aquella conversación. – Nos vemos luego 'ma chérie'. ¡Que tengas un buen día!.

Mi compañera de habitación salió escopeteada en cuanto toqué aquella conversación. Raro, ¿verdad?. Ahí pasaba algo, y ya me enteraría. Ahora... bueno, ahora tenía cosas que resolver.

Me recogí el pelo porque menudos pelos llevaba... Ya no vivía sola, así que al menos..., debía salir al cuarto de baño sin parecer la niña del exorcista. Llevaba un pijama que me había regalado mi hermano Colin las anteriores navidades, de aguacates. Chulísimo.

Iba directa al cuarto de baño, a lavarme la cara y acicalarme un poquito, pero tenía algo pendiente. Como ya le he contado a Camille, anoche intenté hablar con Milo, pero no me respondió ni a un solo mensaje, ni a una sola llamada..., ni siquiera me abrió la puerta, cuando debería estar en la resi. Tenía ganas de contárselo, al fin y al cabo era algo bueno para mi, seguro que dejaría las tonterías de una vez y se alegraría.

Susúrrame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora