Creo que he llegado a la conclusión de por qué me va tan mal en el amor, y es porque me fijo en los chicos equivocados. Ahora mismo estoy en un mar de dudas. No sé si dejarme llevar, o andar con pies de plomo porque este chico me va a romper el corazón. Otra vez. Para Kai Parks, parece todo un juego, pero yo estoy empezando a sentir algo mucho más fuerte, lo sé. Y tengo miedo.
Me lavaba los dientes pensando en la sonrisa de Kai, para qué mentir. Me volvía completamente loca. Y como parece que lo invoque, apareció por la puerta, sin camiseta, y recién levantado, todo despeinado y carita de bebé dormilón.
-- Buenos días por la mañana. – entró, viniendo directamente hacia mi, al lavabo, mientras se frotaba el pelo.
-- Oh, no. Espera fuera, salgo enseguida. – puse mi mano en su abdomen al desnudo, echándolo hacia atrás. Notar las yemas de mis dedos en cada uno de sus abdominales, me puso a cien de buena mañana.
-- No me toques así, Juliet, que no respondo. – sonrió.
-- Eres muy pesado. – puse los ojos en blanco.
-- Pero te gusto, lo sabes.
-- ¿Por qué eres así?. – pregunté, cruzándome de brazos. -- Tan creído, tan sobrado. Tan seguro de lo que dices.
-- Porque tú a mí también me gustas. – lo dijo tan normal. Apartándome hacia un lado, y cogiendo su toalla para lavarse la cara.
-- Uf. ¡Me caes fatal!. – me ponía nerviosa su sobradez.
-- Ya. – rió, entre dientes. Y me dio aún más rabia.
-- Que te den.
-- ¿Qué has dicho?. – me agarró de la muñeca, evitando que me alejara de él.
-- Que te den. – lo repetí, más cerca. Mucho más cerca. Tenía los ojos aún hinchados.
-- Tu vida es más interesante desde que me conociste. Admítelo.
-- En tus sueños. – lo dije más cerca aún, casi rozando sus labios, para que lo escuchara bien.
Me miraba los labios, conteniéndose. Largos segundos que acabaron con su boca junto a la mía. Me besó con mucha intensidad, digamos que la pasión de ese beso, superaba cualquier otro. Y yo le respondí.
Pasaba sus manos por todo mi cuerpo, con rapidez, con fuerza. Apretando mi cuello, mi espalda, mi culo, mis muslos, hasta que finalmente me impulsó y me agarró hasta subirme encima del lavabo. Seguíamos besándonos. Nuestras lenguas se movían intensamente y nuestras respiraciones estaban aceleradas. No pensaba, solo nos dejábamos llevar.
-- Para. No puedo. – le frené, de golpe, y me miró con cara de no entender nada.
-- ¿Por qué?.
-- Porque no. – le aparté, me bajé, y salí del cuarto de baño. Le dejé así, con ganas de más.
Me senté en mi cama, y me tapé la cara. Qué cojones me estaba pasando. Jamás había estado tan confundida. Jamás. No quería seguir con esto. Me estaba enamorando. Y ya sabéis, quien se enamora, pierde.
Esperé un rato, lo que tardé en prepararme la bolsa para entrenar y escuchar la puerta de Kai cerrarse. No quería verle.
Puse rumbo al campus después de despedirme de Sully, que estaba sentado en su mostrador, triste y abandonado por mi amiga.
Iba con mis cascos, escuchando a Taylor. Necesitaba esa dosis de empoderamiento.
-- Juliet. – escuchaba mi nombre, lejano. Iba cantando en voz baja. -- ¡Juliet!. – me aparté los cascos, y ahí estaba, el coche negro de Kai Parks.
ESTÁS LEYENDO
Susúrrame al oído
Novela JuvenilJuliet cree tener la vida perfecta. Pero no al novio perfecto. Se enamoró de Milo en el instituto, fue amor a primera vista. Ella cree en el amor ciegamente, pero hace meses que las cosas con Milo no funcionan del todo bien. Él vive centrado en él...