29. Planazo. Esa es mi chica.

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-- Sí mamá... -- respondí a mi madre a desgana, podía ser taaan pesada...

-- Y también acuérdate de traerte toda la ropa que ya no quieras allí, así te llevas otra.

-- Sí, no te preocupes...

-- Ay hija, qué ganas tengo de verte.

-- Y yo, mamá...

-- Colin me ha dicho que vienes con tu amigo. Qué ganas tengo de conocerle.

-- Como bien has dicho, solo es un amigo. Que nos conocemos. – aclaré. Por si había dudas.

-- Claro, claro.

-- Mamá. Un amigo. – repetí. Pero como siempre, ella a lo suyo.

-- Qué ganas de verlo. ¿Es guapo?.

-- Og... -- puse los ojos en blanco. – Adiós mamá. Nos vemos mañana.

-- ¡Te quiero!.

Le colgué, porque iba a empezar con el interrogatorio, y eso sí que no.

Saqué la bolsa de entrenar, era lo suficientemente grande para que me cupiera lo necesario para un viaje de un día. Pijama, y ropa de cambio. No era necesario mucho más. Tan solo me iba dos días, una noche.

-- ¡Voy!.– tocaron a la puerta, y fui hacia ella sonriendo. -- ¿Ya me echas de men...?... – no terminé la frase, porque ante mi sorpresa, no era él. -- ¡Bella!, ¿cómo estás?. – la abracé, cariñosamente.

-- Vale, que esperaras a mi hermano no se si me alegra o me da cringe. – bromeó, mientras la abrazaba.

-- ¡No seas tonta!. – le golpeé el hombro, con suavidad, cuando terminó el abrazo.

-- Quiero saber quién eres, y qué has hecho con mi hermano. – bromeó de nuevo, amenazante.

-- ¿Por qué dices eso?. – cerré la puerta, y volví hacia mi ropa.

-- Mi hermano odia Acción de Gracias. Siempre viene a cenar obligadísimo y se tira toda la noche callado, con cara de querer matarnos a todos. ¿Y ahora se va contigo?. ¿Qué tipo de conjuro le has hecho?.

-- Ninguno. – arrugué mis cejas.

-- Oh, sí. Ya te digo yo a ti que sí. Ese no es mi hermano.

-- Igual no es tan malo como pensabas. – afirmé, mirándome con una sonrisa.

-- Nunca he pensado que sea malo... Solo... Que le rompieron el corazón.

-- Tengo entendido que no ha tenido novia. – dije, confusa.

-- Precisamente no le rompió el corazón una novia... -- se quedó pensativa, pero automáticamente, cambió de tema. Joder. Me quería enterar. – Bueno, yo venía a desearte feliz Acción de Gracias. Y darte la fuerza suficiente para aguantar a mi hermano. – sonrió de nuevo, y volvió a abrazarme.

-- Eso está hecho. Será fácil.

-- Nos vemos a la vuelta. Si necesitas matarlo llámame. Estaré encantada de ayudarte.

Me reía de lo que había dicho, y se despidió con la mano antes de salir de allí.

Antes de que se cerrara la puerta, no tardó ni tres segundos en volver a abrirse.

-- ¿Esa era mi hermana?. – preguntó Kai.

-- La misma. – dije, doblando una camiseta que pretendía llevarme.

-- ¿Me tengo que poner celoso?. – cerró la puerta tras él.

-- ¿Tú celoso?. No te pega nada. – bromeé, cogiendo mi móvil de encima de la cama. Había recibido un mensaje. Era Shanon. – Vaya. Parece que alguien se lo está pasando muy bien por Destin. – una imagen de Milo, enrollándose con una tía en la playa.

-- ¿Celosa?.

-- Obvio que no. -- ¿estaba segura de eso?. Sí. Bastante. Pero aún me dolía asumir la realidad, supongo que habían sido muchos años juntos.

-- Ah vale. Porque venía para invitarte al cine.

-- ¿Pero a qué cine?, ¿al de tu habitación, o al de verdad?. – dije, pícara. Bloqueando el móvil. Pasaba de seguir viendo esa foto.

-- A ver, si quieres ir a mi habitación, podemos. -- se acercó, poco a poco, agarrándome de la cintura, tontorrón. – Pero venía a invitarte al cine de verdad. Al que hay butacas... Ya sabes.

-- Se me ocurre un plan mejor.

-- Sorpréndeme.

-- Pedir sushi y cenar viendo una película que elija yo, por supuesto.

-- Planazo. Esa es mi chica. – me dio un beso en la cabeza. Cariñoso. ¿Me acababa de decir 'su chica'?. Todo era demasiado bonito para ser verdad. – Aunque lo de la película, está por ver.


Cuando llegó el repartidor, estaba en pijama, tumbada en su cama, y viendo cómo le entregaba el dinero al chico del sushi. Kai iba sin camiseta, y con un pantalón largo de pijama. Hasta despeinado estaba guapo.

Cenamos sentados en la cama, y creo que no había estado tan cómoda nunca.

-- ¿Puedo preguntarte una cosa?. – me dijo.

-- Claro.

-- ¿Qué sientes por tu ex?. – escuchar la palabra 'ex', me shockeó un poco. Aún nadie se había referido a él con ese término. Ni siquiera yo.

-- ¿Te digo la verdad?... Pena. – abrió los ojos sorprendido. – Le he querido mucho. De hecho, me fijé yo en él, antes que él en mí. Creía estar enamorada, pero era muy pequeña cuando le conocí. Me he dado cuenta de que eso no era amor, simplemente obsesión y costumbre.

-- ¿Costumbre?.

-- Sí. Estaba acostumbrada a estar con él, a vivir el día a día con él. O mejor dicho, su día a día. No me daba cuenta, y estaba perdiendo el tiempo. Por eso no quiero que me vuelva a pasar. – le di un bocado a una pieza de sushi. Y Kai, se quedó pensativo... Algo tenía en esa cabeza, lo sabía. Pero no me lo decía. -- ¿Y tú por Giorgia?.

-- Absolutamente nada.

-- ¿Y alguna vez lo has sentido?.

-- No.

-- Algo has tenido que sentir. Te has enrollado con ella. Varias veces.

-- Cuando eso ha pasado, estaba o borracho, o aburrido. – le miré con cara de, 'cómo eres tan estúpido...'.

-- Eso está mal. ¿Lo sabes?... Has jugado con esa chica.

-- Con la misma que te ha dejado desnuda en el vestuario.

-- Cierto... -- me mordí el labio, pensando en lo que acababa de decir. – Aún así, nadie se merece eso.

-- Tienes razón. Pero he cambiado. Por ti.

-- Ya. – me reí, irónica. -- ¿Conmigo también estás borracho, o aburrido?...

-- Contigo estoy más sereno que nunca. – me dio un beso, corto. Sabía a soja. Me relamí, bromeando.

-- ¿Y aburrido?.

-- ¿Contigo?. Imposible. – y se abalanzó encima de mi, tumbándome con la espalda completamente pegada a la cama.

Nos besamos durante un rato, pero esta vez más lento. Con más cariño. Me acariciaba la cara, el pelo, con una suavidad que me encantaba, y sentía unas mariposas en la barriga dignas de niña de quince años enamorada de su crush.

Susúrrame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora