7. Juliet 'in action'.

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-- Quita esa cara de culo, tía. ¡¿Has visto todo esto?!. – Kay bailaba frente a mí, con una copa de ron en su mano derecha.

-- Sí, está lleno de gente desesperada buscando con quién liarse. – me acerqué un poco, la música estaba bastante alta, y era imposible comunicarse en buenas condiciones.

-- Juliet no seas gruñona. ¿En cuántas te has visto así?... ¡Disfruta!. – mi amiga levantó su copa, brindando consigo misma e intentando hacerme reír. Lo consiguió.

Me solté un poquito, y comencé a bailar, contagiándome de su ritmo, sin importarle absolutamente nada. Me sentía extraña, estar sin mi novio de fiesta era una sensación que no conocía, y he de decir que me abordaba un sentimiento de culpabilidad inmenso. Aún así intentaba pasármelo bien, y con aquella chica era imposible no hacerlo. Bailaba al ritmo de la música, sonriendo, cantando, alzando su copa... Kayley sabía divertirse, eso estaba más que claro.

Nuestro alrededor estaba lleno de gente moviéndose también al ritmo de la música, ¿pero sabéis qué?, estábamos muy cerca de aquella mesa de billar que os comenté en el capítulo anterior. Lo que quiere decir, del sofá donde se encontraba Kai. Sin dejar de bailar, sin dejar de cantar con Kay frente a mí, comencé a buscar con la mirada al chico que me hacía sentir tanta curiosidad.

¿Por qué lo buscas?...

Curiosidad.

Mis ojos lo encontraron, con la idiota de Giorgia sentada encima. Volví a mirar a Kayley, que se sabía absolutamente todas las canciones que sonaban en aquella fiesta. Le sonreí, para que no se diera cuenta de que estaba pendiente de otra cosa. Pero volví a buscar lo que de verdad me interesaba. Kai.

Esta vez me costó un poquito más, teniendo en cuenta toda la gente que se interponía en mi campo visual hacia el sillón donde se encontraban. Pero lo conseguí, aunque con cierto inconveniente. Kai me miraba.

Mierda. Sabe que le estoy mirando.

Baila Juliet. No pares de hacerlo. Disimula.

Eso hice, seguir bailando, pero sin quitarle la mirada de encima. Me miraba fijamente, con los ojos un poco entrecerrados. Diría que estaba incómodo, pero no lo parecía. Tenía a Giorgia encima, sentada de lado, ¿y sabéis qué hacía?, comerle el cuello.

Pasándolo mal, sí.

¡Es un guarro!.

Dejé de mirarlo, aquella escenita me estaba molestando, no me preguntéis por qué. Le arrebaté a Kay la copa de su mano, y le pegué un trago, bastante largo.

-- ¡Pero bueno amiguita!... – Kay se rió. No se esperaba aquello. Le devolví la copa en cuanto terminé de dar ese gran sorbo.

-- Tenía la garganta seca.

-- Ya, me pasa en cada fiesta. – bromeó mi amiga.

Continuamos bailando, he de decir que la música era increíble. Era un fiestón. Volví a buscar a Kai, ¿y sabéis qué?, hubiera sido mejor no hacerlo. Se estaba comiendo la boca con la idiota esa. ¿Lo estaba haciendo a propósito?... Sabia que estaba mirándolo, esa conexión no había sido casualidad... Menudo imbécil.

Me quedé en blanco, no podía dejar de mirar, tampoco sabía qué me pasaba, por qué sentía esa presión en el pecho.

-- Voy al baño. – rápidamente le dije a Kay que me iba al cuarto de baño, necesitaba salir de ahí, respirar.

Subí las escaleras de aquella casa a la velocidad de la luz. ¿Qué me pasaba?, os prometo que me gustaría expresarlo con palabras, pero no sabría cuáles son las correctas para describirlo.

Susúrrame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora