16. Pues una mierda de plan. Este es mucho mejor.

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-- Puedo hacerte una lista de posibles candidatos. – Kay, sentada frente a mí en la cafetería, no mantenía la boca cerrada ni después de tres horas de clase. – Seguro que encontraría a alguien más guapo y menos idiota que tu novio.

-- Déjalo ya, Kay... -- resoplé, estaba agotada.

-- ¡William!, el chico de la tercera fila, es guapo. – me miró, buscando aprobación. Puse cara de horror. – Pues Lucas, el ricitos que siempre está junto a la máquina expendedora.

-- Que mal Kay, ¿ese es el ganado?... – bromeé.

-- Pues... ¡Jacob!, el capitán del equipo de baloncesto.

-- ¡Ni de broma!. Milo juega en ese equipo.

-- Pues con más razón, que se joda.

-- No necesito que me busques candidatos Kay... -- me apoyé en el sillón acolchado de la cafetería.

-- También está Logan, Levi, Henry... Joder, el equipo está lleno de buenorros. – ella seguía a lo suyo, no sabía cómo pararla. – Espera, espera. Ya tienes tú fichado a alguien, por eso no quieres que busque. – la miré, asustada. ¿Por qué lo estaba?... Era mentira lo que acababa de decir.

-- ¿Yo?, claro que no. No quiero saber nada de los hombres. Son todos idiotas. – dije, reincorporándome de nuevo, apoyando mis codos sobre la mesa. Kay me miraba sospechosa, iba a decir algo, pero la interrumpieron.

-- Buenas tardes chicas. – Ava apareció, iba directa hacia el mostrador.

-- Hola tía. -- Kay le sonrió con toda la confianza del mundo, y yo... Yo me limité a sonreír, un tanto avergonzada. – Oh, no, creo que sé de qué va todo esto.

-- ¿Cómo?... – la miré, confundida.

-- Solo te voy a decir, que mi tía sería una suegra de diez. Le gustas.

-- No digas tonterías Kay. – dije, intentando sonar relajada.

-- Yo lo dejo ahí amiga...

No respondí, me quedé bastante pensativa mirando por la ventana. Me daba bastante apuro que Kayley pensara cosas que no eran ciertas. No me gustaba Kai Parks, y tampoco sería Ava mi suegra, nunca. Mi único problema ahora mismo era Milo. Hacia dónde íbamos nosotros y nuestra relación.

Kay se había callado, al parecer se mensajeaba con alguien bastante concentrada.

-- Tía, tía. – comenzó a golpearme el brazo. Di un pequeño saltito, del susto.

-- Qué susto Kay. ¿Qué pasa?.

-- James me ha invitado al cine.

-- Wooow, bueno bueno... La cosa parece que va en serio.

-- ¿Vienes?.

-- ¿Yo?, claro que no, es una cita.

-- Me está diciendo que viene su amigo. Ya había quedado con él, pero está deseando verme. – dijo, orgullosa.

-- Qué cita más rara tía.

-- No es una cita. Simplemente iba a ir al cine con su amigo, y me ha invitado. Es una muy buena forma de ir conociéndonos. – asentí, no me pareció tan ilógica su explicación. – Ven por favor. – comenzó a hacer pucheros, suplicándome con las manos. No respondía. – No tienes que ligarte a su amigo, pero si vienes, tendré más intimidad con él.

-- No tengo ninguna intención de ligármelo, descuida.

-- Igual está bueno, quien sabe.

-- No, Kay. – la amenacé con el dedo, divertida.

Susúrrame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora