Capítulo 12

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Han sido semanas difíciles.

La distancia con mi familia es lo peor, mucho más que la rehabilitación.

Mi voz mejoró luego de la primera semana y conversé con los mellizos, aunque todavía no me siento listo para una videollamada. Ellos quieren verme, yo a ellos, pero... todavía estoy delgado y mi rostro sigue luciendo demacrado, no es como acostumbran verme.

Aura insiste en que no lo notarán, sólo quieren ver a su papá. Yo... tengo miedo de encontrar desilusión en sus ojos.

Mi cuerpo ha tenido más cambios que mi rostro; cambios favorables. Ya percibo el sabor de la comida, siento apetito y asisto con el nutriólogo del centro de rehabilitación; estoy comiendo mucho para recuperar el peso que tenía al iniciar la gira y creo que lo estoy logrando. También he retomado el ejercicio y, aunque todavía no tengo la fuerza de antes, ya no me veo patético en el gimnasio.

Estoy por cumplir un mes aquí.

Un mes lejos de Aura.

Un mes sin saber qué sucede en el exterior... «más o menos». Hice un poco de trampa, sólo «poquito».

No nos permiten tener celulares, pueden perjudicar nuestra recuperación; en especial en mi caso, pues existen miles de cosas sobre mí en internet. Pero puedo usar las computadoras del lugar que tienen limitadas las funciones. Sólo podemos revisar el correo electrónico y hacer videollamadas.

Pues... me suscribí al «Newsletter» de una revista digital que siempre tiene algo qué decir sobre nosotros, en especial sobre mí ya sea bueno o malo. Por eso sé que Dimas está haciendo un buen trabajo y ya han sugerido que tal vez yo no sea tan necesario.

Mi reflejo en el espejo se ve bien, pero también podría ser por las luces del vestidor en el gimnasio.

¿Y si ya no soy necesario?

¿Qué haré?

Ni siquiera estudié la universidad, tampoco tuve interés en continuar después como Cristal, simplemente consideré que haría música hasta el último día de mi vida.

Claro, podría componer canciones para otros artistas y vivir bien de eso; pasaría más tiempo con Aura y los niños, pero...

«Pero...».

¿Podría vivir sin jamás volver a poner un pie en el escenario? ¿Sin escuchar a las personas coreando mi nombre y cantando a todo pulmón mis canciones?

No estoy tan seguro. La idea me produce ansiedad, ahora sé cómo se llama lo que me sucede; Henrik tenía razón. Me cuesta controlarla y a veces consume cada rincón de mi vida, por eso caí en las adicciones. Tengo miedo de enfrentar una realidad que no me guste, de quedarme solo y sin las personas que amo; en esos momentos me convierto en el pequeño bebé que pasó la noche en la intemperie luego de que su madre lo abandonó.

No quiero que me abandonen. Pero estoy aprendiendo que, si sucede, puedo sobrevivir porque soy un ser humano autosuficiente y fuerte que puede con las adversidades de la vida.

Ya soy padre, debo ser la tierra firme de mis hijos, no al revés.

Estoy aprendiendo de nuestro amor, el de Aura y el mío. Es tan grande y me hace sentir tan especial, temo que otro hombre pueda recibirlo en mi lugar; que ella encuentre a alguien que merezca más ese cariño. No obstante, si sucede, debo sobrevivir y continuar adelante, no dejarme morir de desamor.

Y es jodidamente difícil, más cuando escribes cosas que literalmente hablan de morirte sin la persona que amas.

Porque así me siento, que muero si un día Aura me deja y se lleva a nuestros hijos, y debo aceptar que está mal sentirme así. Mi recuperación se basa en entender que ni un divorcio puede acabar conmigo.

La melodía de Auric - Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora