Capítulo 14 - Aura

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—Es todo, damas y caballeros, es todo —dice Luca con las manos sobre la cintura y la atención en el pizarrón lleno de garabatos—. Hemos terminado.

Tatiana toma mi mano con fuerza, luego me suelta y aplaude.

Todos aplaudimos.

Mis ojos se llenan de lágrimas. Años atrás todo mi llanto era sólo por tristeza, desde que Eric llegó a mi vida también lloro por la felicidad.

Y es que ni en momentos donde mi carrera es el motivo de mi alegría es que puedo dejar a un lado a Eric; es imposible, él y mis hijos son mi motivo para seguir adelante.

Milo me abraza, deposita un beso cariñoso en mi frente y pregunta:

—¿Qué se siente, guionista Aura?

«Guionista». Nunca lo había pensado. Ya era la Aura «cuentista» y «novelista» como mis padres, pero he dado un paso más lejos de sus inmensas sombras.

Soy guionista.

Claro, no es únicamente mi trabajo, fuimos un equipo, pero me atrevo a decir que aporté algo más que un granito de arena.

Son mis personajes. Es mi trama. Es mi universo a punto de llegar a una pantalla con personas de verdad y tocar muchos más corazones.

—Estoy en shock —admito.

—¿Quieres agua? —pregunta Tatiana—. Te traeré agua.

Sonrío.

La pelirroja se incorpora rápido para ir por un vaso de agua. Ella cambió mucho desde mi embarazo, se convirtió en una mujer atenta y que siempre respalda mis opiniones, aunque a veces creo que no piensa igual; sólo le gusta llevarle la contraria a Luca y enaltecer lo hermoso de mi amor con Eric.

No tengo idea de en qué punto va la relación de Tatiana y Luca. No los he visto en alguna situación comprometedora, aunque yo sólo vengo a trabajar y me voy; no he pasado más tiempo del necesario con ellos.

César y Theo comparten abrazos y felicitaciones con Luca, luego conmigo. Tatiana regresa con el agua, abraza a sus amigos y omite por completo a Luca; después viene con Milo y conmigo también a abrazarnos.

—Deberíamos celebrar —sugiere Luca.

César y Theo están de acuerdo.

Tatiana me dirige una mirada pensativa y dice:

—Aura necesita descansar.

—Pueden ir ustedes —comento—. Yo sí preferiría descansar...

No quiero entrar en detalles con ellos, pero siempre he sido pequeña y no suelo pesar más de 50 kilogramos; ahora mismo mis pobres piernas están agotadas de cargar a mis gemelas y a mí. Mi vientre ha crecido mucho en estas últimas semanas, ya no entro en mi ropa de siempre y los vestidos me quedan excesivamente cortos.

Mi mamá, Úrsula y Milo me han regalado prendas de maternidad, si no creo que andaría con la ropa de Eric todo el día; al menos las playeras, en sus pantalones tampoco entro.

—Puede ser algo tranquilo —insiste Luca—. ¿Una cafetería?

—Aura no puede beber café —recuerda Milo.

—¿Descafeinado? —inquiere Theo.

—El descafeinado también tiene cafeína, poca, pero tiene y no es lo más aconsejable —advierte mi asistente y «niñero»; aunque sí he bebido una pequeña taza de café descafeinado en algunas ocasiones—. Además, mañana tiene cita con la médica, de seguro quiere descansar para despertar temprano y luego contarle a Eric cómo le fue.

La melodía de Auric - Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora