«Eric».
Lo empujo con todas mis fuerzas, esas que ni sabía que poseía, porque Luca sale disparado hacia atrás y se estrella con la pared. Ni por mi mente pasó responder, ¡ni moví los labios! Pero... esto se puede malinterpretar en una fotografía, justo como acaba de sucederle a Henrik.
Eric puede pensar otra cosa.
Los aplausos cesan. Las chicas apuntan hacia nosotros con los celulares en alto. Quizá Luca pidió que graben...
—Aura, yo... —reacciona Luca.
—¡No te acerques! —grito—. Nunca en tu vida vuelvas a acercarte.
Y escapo de ahí. Aparto a las chicas, algunas se hacen a un lado solas, y regreso rápido al acceso a la zona VIP.
Subo despacio los escalones. Temo que los nervios me hagan tropezar y caer. Milo me ve, interrumpe su plática y se apresura a venir conmigo para ayudarme a subir; sin embargo, tomo su muñeca y digo:
—Tenemos que irnos, ahora.
—Pero...
—Por favor —suplico con las primeras lágrimas en mis ojos—. Tenemos que irnos, ya.
—Claro.
Milo me sujeta por la cintura y la muñeca para ayudarme a bajar de nuevo.
»¿Estás bien? ¿Quieres ir al hospital?
—Estamos bien —resumo. Mis bebés y yo lo estamos, al menos físicamente. Emocionalmente, es otro tema—. Sólo quiero salir rápido de aquí.
—¿Por qué estás llorando?
—No aquí.
Al descender todos los escalones encontramos a Luca a escasos metros. Parece arrepentido, mas no lo conozco lo suficiente para saber si es sincero o no.
—Aura, perdóname, yo...
—¡No me hables! —grito tan alto que varias personas alrededor giran hacia nosotros. Es intencional, quiero que graben todo, que Eric encuentre más que una fotografía o un video de un beso robado—. ¡No quiero volver a verte!
—Me dejé llevar, pensé que...
—¡Oye! ¡Ella dijo que ya no le hables! —interrumpe Milo sin conocer el motivo—. Déjanos, por favor.
Luca calla y nos encaminamos hacia la salida del club. Sólo el aire fresco me hace respirar hondo y ahogar un sollozo.
—Comienzo a asustarme —dice Milo cuando entrega su ticket del valet parking—. ¿Qué pasó?
Niego.
—No lo sé.
—¿Qué quieres decir?
Bajo la mirada. Milo se inclina un poco, pero es demasiado alto para lograr verme a los ojos y decide empujar despacio la barbilla para hacerme mirarlo.
»Aura, ¿Luca te hizo algo?
Su tono de voz cambia. El acento portugués se hace más marcado y su cuerpo se tensa.
Niego.
Milo no se mueve.
Entonces, asiento.
»¿Qué hizo...?
—No fue la gran cosa, pero yo... —titubeo con el llanto burbujeando en mi garganta—. Fue muy incómodo, yo, no sé qué pensará Eric...
—¿Qué hizo, Aura?
Respiro hondo y contesto:
—Me robó un beso, no es para tanto, pero... ¿a dónde vas?
Milo se marcha sin responder.
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La melodía de Auric - Libro 2
RomanceAura ha descubierto las adicciones de Eric. Eric se ha enterado del embarazo de Aura. Su mayor sueño y el peor miedo colisionan. Eric deberá tomar una decisión que podría despertar sus más grandes temores, aquellos que nunca logró superar y, por fin...