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Estábamos en mi dormitorio, sentados en la cama, lo bastante cerca como para tocarnos. Yo tenía una pierna cruzada sobre la otra y el portátil sobre el régazo.

James estaba tan cerca que podía sentir su aliento en mi cuello. Me puso la piel de gallina. El suave resplandor de la pantalla del ordenador iluminaba su rostro ansioso. Precioso. Pero no podía quedarme mirándolo todo el rato, aunque lo deseaba.

Miré el sitio web del MIT abierto ante nosotros. Miramos los requisitos de admisión y las instalaciones del campus. - Vale, tenemos que presentar nuestros expedientes académicos antes del mes que viene -murmuré, ojeando la lista de comprobación con las cejas fruncidas-. Y no te olvides de las cartas de recomendación.

James asintió con la mirada fija en la pantalla. -Bien, y también tendremos que empezar a buscar opciones de alojamiento. He oído que hay dormitorios muy chulos en el campus.

Juntos exploramos el paisaje virtual del MIT.

¡Qué emoción! Desde centros de investigación de vanguardia hasta acogedores lugares de reunión para estudiantes. Me maravillaban las posibilidades que nos aguardaban. Tenemos que ir a esa cafetería -exclamó James, señalando una acogedora cafetería situada en el corazón del campus.

-No sabía que tomaras mucho café le dije No soy de café. Pero parece un buen sitio para estudiar. Sonreí, imaginando ya sesiones de estudio nocturnas alimentadas por la cafeína y los amigos. Y no podemos olvidarnos de la biblioteca -añadí, mostrando imágenes de enormes estanterías y rincones de lectura iluminados por el sol.

-Tengo la sensación de que pasaremos mucho tiempo allí. Mientras nos sumergíamos en planes y sueños, el mundo exterior se desvanecía, dejando sólo la promesa de un brillante futuro por delante. ¿Sabes qué es lo que más me emociona? -preguntó James.

¿Qué?

Lo miré lijamente. Para mí, ir a la universidad era estudiar y conseguir una buena carrera. Ni una sola vez había pensado en fiestas.-Hay tantas fiestas universitarias continuó, con los ojos brillantes de emoción. Piensa en el alcohol, el baile y' las reuniones nocturnas. Allí haremos amigos para toda la vida. Mientras hablaba, no pude evitar sentir una punzada de ansiedad en la boca del estómago. Por mucho que quisiera compartir su entusiasmo, la idea de enfrentarme a esas situaciones sociales me llenaba de temor.

La imagen de mí misma, incómoda y fuera de lugar, entre la multitud de estudiantes guapas y seguras de sí mismas, se cernía sobre mi mente. Mi mirada se desvió hacia mi reflejo en el espejo, y todo lo que pude ver fueron los defectos e imperfecciones que parecían gritarme.

Sentía mi cuerpo como una prisión, atrapado en un círculo vicioso de dudas e inseguridad. ¿Cómo era posible que James, con su encanto fácil y su personalidad magnética, quisiera ser visto con alguien como yo? Mientras James seguía hablando de la universidad, yo me encerraba en mis propios pensamientos.

¿Cómo podía encontrar la manera de pertenecer a su mundo? ¿Sólo era una carga que le impediría experimentar de verdad todo lo que la universidad podía ofrecerle? Siempre intenté apoyarlo, tener en cuenta lo que quería y necesitaba. Me importaba mucho su felicidad.

Pero ¿y si encontraba a alguien mejor? ¿Alguien que no fuera gorda? Puede que no tuviera el cuerpo perfecto, pero intentaba ser una buena novia en todo lo que podía. Y James nunca había dicho lo contrario.

Cuanto más me detenía en esos pensamientos, más asfixiantes me resultaban. Me envolvían como un tornillo de banco, sacándome el aire de los pulmones. Quería ser alguien que pudiera compartir su entusiasmo, que pudiera abrazar la vida con el mismo fervor y entusiasmo.

La Gran keily 2>>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora