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Esto fue algo importante. James y yo estábamos trabajando juntos en un experimento científico.

Era una gran parte de nuestra nota, así que hacerlo bien era muy importante. No me estresaba.

Entendía de química. Estábamos investigando el efecto de la temperatura en la velocidad de reacción entre el peróxido de hidrógeno y la catalasa.

Mientras medía cuidadosamente los reactivos y controlaba la temperatura del baño maría, no pude evitar fijarme en el cansancio que se reflejaba en los rasgos de James. Tenía ojeras muy marcadas.

No ha dormido lo suficiente, ¿verdad? Sentí una punzada de preocupación al verlo esforzarse por mantener el ritmo.

Sus movimientos eran lentos, su atención se desviaba mientras luchaba por concentrarse en la tarea que tenía entre manos. -Lo estás haciendo muy bien le dije.

Mmm... fue todo lo que respondió.

A James le pudo el cansancio. Al intentar añadir la enzima catalasa a los tubos de ensayo, la mano le tembló ligeramente y una gota se derramó sobre la mesa del laboratorio.

En su prisa por limpiar el derrame, accidentalmente volcó uno de los tubos de ensayo. ¡No! Su contenido cayó al suelo.

El pánico se apoderó de mí al ver cómo nuestro experimento se deshacía ante mis ojos. Horas de meticulosa preparación desperdiciadas en un instante.

La decepción era palpable, flotaba en el aire entre nosotros cuando nos dimos cuenta de la magnitud de su error. Los ojos de James se abrieron de par en par.

Su mandíbula cayó visiblemente. -¡No pasa nada! dije rápidamente, sabiendo muy bien que no era así.

Examiné los daños. No había forma de salvar lo que se había perdido.

El experimento estaba arruinado. Lo único que podía hacer era limpiar. Así que lo hice.

El timbre iba a sonar en cualquier momento. Lo siento mucho-soltó James.

-No pasa nada-le dije. Me mantuve amable en lugar de frustrarme.

No necesitaba regañarlo por su error, ya se sentía bastante mal. No, sí pasa -cerró los puños. Tenemos que hacer algo, Keily instó James, con la voz teñida de desesperación mientras intentaba frenéticamente fregar la solución derramada a la que yo aún no había llegado.

-Empecemos de nuevo-dije.

Pero realmente no había tiempo suficiente. Empecé el experimento desde el principio, porque no sabía qué más hacer.

La profesora hacía su ronda. Comprobaba los progresos de los distintos grupos.

Contuve la respiración cuando se acercó a nuestro puesto, con el estómago revuelto por los nervios. La expresión de la profesora era sombría mientras observaba la escena.

¿Qué ha pasado aquí? -preguntó con tono severo. James y yo intercambiamos una mirada de culpabilidad, incapaces de mirarla a los ojos.

-Nosotros... tuvimos un pequeño accidente admití. Por supuesto, no señalé con el dedo a James.

Yo nunca le tiraría así debajo del autobús. El ceño de la profesora se frunció y en sus ojos se reflejó la decepción.

-Esperaba más de ti, Keily-dijo, con un tono de reproche en la voz. Sus palabras me hundieron el corazón y me invadió una punzada de culpabilidad.

Ella no comparte el mismo sentimiento con James. Noto que sus manos tiemblan. Está claramente molesto por esto.

Me volví hacia James y pude ver el dolor y la frustración grabados en sus rasgos. -Lo siento, James-le dije. No quería que pasara nada de esto.

La Gran keily 2>>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora