El momento era mágico. El sol se ocultaba en el horizonte, proyectando un resplandor dorado sobre el prado lleno de flores donde James y yo habíamos decidido hacer nuestro pícnic.
Fue uno de esos momentos en los que el tiempo parece haberse detenido y la belleza del mundo que nos rodeaba me dejaba sin aliento. Pero James era lo más hermoso de todo.
Nos habíamos acomodado sobre la suave manta extendida bajo nosotros. No podía evitar sentir que estábamos en nuestro pequeño paraíso.
El aire estaba impregnado del dulce aroma de las flores en plena floración, y el suave susurro de la brisa era como música para mis oídos. Ojalá pudiéramos quedarnos aquí para siempre.
James y yo compartimos una cesta de pícnic llena de nuestros aperitivos favoritos. Comimos sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada, y bebimos zumo de naranja.
También había M&M y Oreos. Estuvimos riendo y charlando mientras disfrutábamos de la compañía de los demás.
Había algo en la naturaleza, lejos del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana, que hacía que todo pareciera mucho más mágico. Cuando el sol empezó a ponerse, pintando el cielo de tonos rosas y dorados, James me cogió la mano.
Su contacto me produjo una oleada de calor. Se inclinó para darme un suave beso en los labios. Se habría calentado si no fuera por los pasos que se acercaban.
Me aparté. -¿Qué? -preguntó James.
-¿No oyes eso? -pregunté.
-¿Oír qué? - Sus cejas se fruncieron.
Al mirar a través del prado lleno de flores, mis ojos divisaron una pequeña figura que caminaba sola. Por sus mejillas corrían lágrimas.
Mi corazón se encogió de empatía al darme cuenta de que no podía tener más de cinco años. Su pequeño cuerpo temblaba de angustia.
-Hola-dije.
Mi voz la hizo saltar. Acababa de darse cuenta de que estábamos allí. Parecía a punto de salir corriendo.
Intenté sonar tranquila y amable para que se sintiera segura. Soy Keily y este es James.
¿Cómo te llamas?
La niña olfateó. Soy Judy-susurró.
Encantada de conocerte, Judy-le dije.
-¿Dónde están sus padres? -murmuró James a mi lado. Sus ojos recorrieron el prado.
Sin dudarlo, me puse en pie y me acerqué a ella. Luego me encorvé, haciéndome pequeña para no intimidarla.
-¿Dónde está tu madre? -le pregunté.
-No lo sé-sollozó Judy, con la voz entrecortada por la emoción mientras enterraba la cara entre las manos.
Vale, estaba perdida. Me acerqué a ella, tirando de ella en un abrazo reconfortante.
Ella no se apartó. Su pequeño cuerpo temblaba y temblaba. -Está bien, Judy-la tranquilicé Vamos a ayudarte a encontrarla, te lo prometo.
James se acercó a nosotros. ¿Dónde fue el último lugar donde la viste? -preguntó.
¡No lo sé! se lamentó la niña.
-No te preocupes tranquilicé a Judy, con voz suave mientras le secaba las lágrimas.
James y yo vamos a ayudarte.
Pero a pesar de mis palabras, los sollozos de Judy continuaban. Sabía que tenía que encontrar una forma de distraerla, de aliviar sus preocupaciones, aunque solo fuera por un momento.
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La Gran keily 2>>>
Teen Fictionsegunda parte de la gran keily, espero la disfruten! adaptación a wattpad. * Esta historia no es de mi propiedad, no soy escritora.