Abrí la puerta de mi taquilla, esperando encontrarme con los libros de texto y papeles sueltos de siempre. En su lugar, me recibió una cascada de notas adhesivas, cada una adornada con palabras hirientes.<<PUTA GORDA».
<<VACA GORDA».
<<CERDA GORDA».
<<<GORDA».
Estaban garabateadas con letras gruesas y burlonas. Se me encogió el corazón y se me hizo un nudo en el estómago.
Cerré ligeramente la puerta para que nadie más viera las notas. Pero no podía hacer nada contra el rubor que cubría mis mejillas. Me empezaron a temblar las manos, así que agarré la puerta con más fuerza.
Recorrí el pasillo en busca de Chad. Obviamente, esto era obra suya. ¿Pero cómo había conseguido acceder a mi taquilla? Quizá había forzado la cerradura.
La ira hervía en mi interior, mezclada con una sensación de impotencia. Rompí varias de las notas. Una a una, las rompí, hasta que sólo quedaron pequeños trozos. Ni siquiera se podía distinguir lo que había escrito en ellas.
No me sentí ni un poco mejor.
Habían pasado unos días desde que Chad empezó a «poner a prueba» mi amor por James. El peso de su manipulación empezaba a pasar factura. Cada día traía un nuevo aluvión de burlas y pruebas, que iban minando mi autoestima.
Había soportado su tormento en silencio, temerosa de las consecuencias de denunciarlo. Pero a medida que pasaban los días, el estrés de su incesante acoso empezó a agotarme.
¿Era lo bastante resistente para superar este tormento? Nunca había sido fuerte. Siempre había sido patética. Blanda. Una pusilánime.
No podía entender la retorcida lógica de Chad. No podía entender por qué estaba tan decidido a sabotear mi relación con James cuando todos nuestros amigos comunes la habían aceptado. ¿Por qué no podía?
No podía deshacerme de la sensación de malestar que me carcomía por dentro. Temía constantemente lo que Chad pudiera hacer a continuación. Cada momento que pasaba me acercaba más a mi punto de ruptura.
No quería romperme.
-Hola; Keily saludó alegremente Addison.
Cuando se acercó, cerré rápidamente mi taquilla. Oculté las notas de odio que quedaban dentro.
-¿Lista para comer?
Asentí, forzando una sonrisa mientras nos dirigíamos a la cafetería. El peso de las palabras maliciosas de Chad persistía en mi mente, ensombreciendo nuestra conversación.
-¡Tengo mucha hambre! -dijo Addison- ¿Estás pensando en pizza o hamburguesas hoy?
-Pizza-dije.
Después de comprar nuestra comida, Addison dijo: Vamos a sentarnos con nuestros amigos.
-Sí, vamos a sentarnos respondí.
Caminamos hacia nuestros amigos, que estaban sentados en nuestra mesa habitual. Se me encogió el corazón al ver que Chad estaba sentado junto a James. Por supuesto que lo estaba. No podía deshacerme de la sensación de malestar que me invadía, sabiendo que la presencia de Chad sólo aumentaría la tensión que ya bullía bajo la superficie.
Chad me vio. ¡Eh, Keily! Me correré para que haya sitio para ti.
Su calculado gesto de «hacerme sitio» no hizo sino aumentar mi inseguridad. Era un sutil recordatorio de su juicio, de su desaprobación. Había espacio más que suficiente para mí, y no había necesidad de moverse.
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La Gran keily 2>>>
Teen Fictionsegunda parte de la gran keily, espero la disfruten! adaptación a wattpad. * Esta historia no es de mi propiedad, no soy escritora.