El viaje a casa de Diana fue hecho en el más incómodo de los silencios. Kara no sabía cómo reaccionar ante ella y menos como explicar el comportamiento loco de su amiga. En el momento que llegaban al edificio Diana se dirige a abrir la puerta para marcharse sin decir nada pero de inmediato se detiene, la mira a los ojos lanzando la pregunta que la atormenta desde que esa mujer apareciera ante ellas.
- Es tu amante además de tu amiga. - la deja de una pieza al ser tan directa. - Piensa bien en tu respuesta porque es muy importante y si sientes la necesidad de mentir entonces por favor no digas nada, interpretaré tu silencio me iré y jamás te volveré a molestar. - le daba una salida noble, es tan tierna.

Entonces que harás Kara Danvers se dijo a si misma, es ahora o nunca. Te vas o te quedas. La miró a los ojos, esos ojos en los que había aprendido a perderse hace mucho sin importarle ya que no tuvieran ese verde que antaño tanto anhelara. Y dijo.
- No. Imra fue mi novia, si, es cierto, pero hace tanto que ya no lo recordamos ninguna de las dos. Es lo que dije, mi socia y mi mejor amiga solo eso.
- Entonces no entiendo el motivo de esa escena tan deprimente que acaba de dar, era toda una escena de celos Kara con todas las de la ley y no eran celos de amiguitas precisamente. - la encaró. - Entonces o tu amiga está loca o tú me estás mintiendo.
- Yo no miento Diana, es algo que debes aprender de mi y estar muy segura de eso siempre.
- Explicame entonces que diablos fue eso Kara porque por más que trato no lo entiendo.
- Estaba así por Lena, nos vio de la mano y se alocó de esa manera por ella. Solo por Lena, quién lo diría. - trata de sonreír con ironía pero solo consigue esbozar una mueca.
- Y quién es esa tal Lena que provoca en ella tal proceder.
- Mi esposa. - Tragó en seco con dificultad, le dolía la mirada que le estaba dando Diana en este momento.
- Así que no mientes nunca, lo disimulas muy bien Kara. Creo que prefería la versión de la amiga-amante psicótica. Cómo que estás casada maldición? Por dios, por qué me haces esto Kara, dime por qué? - ya no puede contenerse más y rompe a llorar, Kara se siente la peor de las criaturas. Se acerca para consolarla pero ella se aparta para bajar del auto pero una mano se lo impide.
- Espera Diana por favor. - súplica
- Para qué, para que me sigas mintiendo y lastimando? Por qué te burlaste así de mí? - decía casi sin poder hablar, las lágrimas y el dolor tan grande que estaba sintiendo en ese momento se lo impedían. Kara no sabía que hacer se sentía tan mal, no podía lidiar con esa situación, otra mujer llamándola mentirosa mientras lloraba tratando de alejarse de ella. Esta vez no lo permitiría, la toma entre sus brazos imponiéndose y comienza a hablar.
- Espera por favor, lo siento mucho de verás solo que no sabía que decir. Me gustas mucho Di y temía perderte, deseaba que nos conociéramos más, darnos la oportunidad de confiar la una en la otra antes de contarte.
- Bonita manera tienes tú de demostrar confianza. - le dijo alejándose de sus brazos.
- Diana, escuchame por favor sin interrupciones y luego que te cuente si no quieres o no me puedes entender y perdonar lo comprenderé y jamás volverás a saber de mi, lo prometo. - ella la miró con lágrimas aún saliendo de sus ojos pero asiente. - Lo que siento por ti Diana no es simple gusto he aprendido a quererte y te extraño demasiado cuando no estás a mi lado. Siento la necesidad de llamarte aunque solo sea para escuchar tu voz, y cuando sé que voy a verte el tiempo pasa lento y me desespero por llegar a ti, todo lo contrario a cuando estoy contigo que el tiempo se va volando y siempre trato de inventar algo para retenerte a mi lado aunque sea un segundo más. Yo era una infeliz antes de conocerte, tú has traído luz a mi vida Doctora, y no piense ni por un momento que es el simple cliché que usan todos los infieles para engatusar a sus amantes por favor, te juro que este no es el caso. Lena y yo llevamos más de dos años viviendo un matrimonio de mentiras solo de apariencias y yo aún ni sé por qué. No hablaré mal de mi esposa eso sería bajo de mi parte y más porque es la persona que una vez amé con locura, la persona con la cual desee formar una familia y envejecer a su lado pero no fue así. Me casé enamorada eso te lo puede decir cualquiera que me conozca y le quieras preguntar pero a estas alturas del juego no sé qué mierda pasó con mi matrimonio, ni por qué mi esposa comenzó a odiarme de repente y se alejó de mí.
- Qué quieres decir con eso.
- A un año y tanto de casada llegué a mi casa loca por verla después de un día agotador, solo deseaba estar en sus brazos una vez más  y de ser posible repetir lo que habíamos hecho en la mañana con tanto amor. Al entrar la casa estaba sumida en un gran silencio y ella no me esperaba como ya era su costumbre, fui al cuarto y allí estaba en nuestra cama histérica sin poder parar de llorar. Me asusté pero cuál no sería mi sorpresa al acercarme a ella solo para recibir su rechazo, me gritó que no la tocara que era una mentirosa manipuladora y mil improperios más. Me volví como loca al no saber que sucedía, me dolía en el alma todo lo que me decía pero más me laceraba verla en ese estado sin saber el motivo porque sabía que yo no le había hecho nada. Lo juro Diana, yo adoraba a esa mujer. Esperé pacientemente que pasaran los días para poder hablar con ella. Entonces los días se volvieron semanas, las semanas meses y los meses años y seguíamos en las mismas. Continuaba tratándome pésimo y los insultos eran el plato fuerte de mi vida, nunca más me ha dejado volverme a acercar a ella. Apenas me habla y cuando lo hace es solo para humillarme o algo peor. Todo este tiempo solo he pensado en cómo reconquistarla porque la amaba con la vida pero nunca ha cedido y siempre se ha negado a contarme que pasó, solo dice que me hago la tonta porque se muy bien de lo que habla y te juro que no tengo ni la más mínima idea. - hace una pausa para ganar fuerzas para poder continuar y Diana puede ver dolor en su mirada, claro que no mentía  hablaba desde el corazón. - Nadie sabe de esto porque en las reuniones familiares o en público ella se comporta como la pareja amorosa que siempre fuimos desde que nos conocimos. Para todos seguimos siendo la pareja perfecta que aún después de más de cuatro años de matrimonio siguen viviendo una eterna luna de miel. Lo triste es que nadie se imagina el infierno en el que vivo después de cerrar las puertas de mi casa. Nunca he tenido el valor de contarle a nadie, suena como una locura y me avergüenza. Me siento patética esperando por una mujer que no hace nada más que humillarme y regodearse en mi sufrimiento.
- Por qué lo has soportado hasta ahora? - fue todo lo que pudo decir
- Por amor. La amaba tanto que tenía la estúpida esperanza de que todo se arreglaría un día así mágicamente, de la misma forma ilógica que se rompió. Yo la buscaba con la mirada, la adoraba en silencio pero ella nunca se ablandó con mi sufrimiento, nunca le importó. He llegado a pensar que hasta lo disfruta. Aún comparte cama conmigo y en las noches me abraza al dormir, te digo, esa mujer disfruta al torturarme y ni hablar de divorcio. No la entiendo
- Disculpa pero creo que tu esposa es una psicópata. - la mira con pena.
- Estoy totalmente de acuerdo con ese diagnóstico colega. - ambas comienzan a reír. - Lo triste es que hace un tiempo comencé a sospechar que solo se casó conmigo por mi dinero para así ayudar a su familia a salir de la ruina inminente en la que estaban. Al parecer pensó que le sería fácil soportarme o que sería más rápido recuperar su empresa y al tardar más de lo que pensaba inventó toda esa tonta escena para librarse de mí. No me pide el divorcio solo por miedo pensando que tomaré represalias ya ni sé. Estoy casi segura que siente repulsión por mi debido a mi condición y no pudo fingir más por eso todo este teatro.
- Eso es muy perverso.
- Lo sé, pero no me ha dejado nada más que pensar. Me duele reconocerlo pero Lena jugó conmigo, me engañó haciéndome creer que me amaba solo para aprovecharse de mi y aún lo hace. Yo estaba sumida en la miseria hasta que te conocí Diana, contigo mis ganas d vivir y ser feliz renacieron. - ella la mira y Diana deja que toda la inmensidad del azul de sus ojos la invadan. Le regala una tierna sonrisa mientras se acercaba a ella para así poder adueñarse de sus labios fundiéndose en un tierno beso.

Esclava de lo que calloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora