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🚨🚨📢 Alerta este capítulo contiene Smut. 🚨🚨📢

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Amanecía. La luz de la mañana sorprende a Diana sentada en el sofá de su apartamento, donde tantas veces ella y su ojitos bellos se habían amado. Fue incapaz de pegar un ojo en toda la noche, el simple hecho de saber que su amor se había marchado enojada con ella se lo impedía. Se pasó toda la noche preguntándose "por qué había tenido ese súbito arranque de celos", ella nunca había sido celosa. Pero es que tampoco había conocido a nadie como Kara Danvers, esa mujer la tenía enamorada por completo y el solo pensar en perderla le arrugaba el corazón. Miró hacia fuera y vio que amanecía, la ciudad estaba despierta y si era así su novia también lo estaría. Se levanta decidida y sin más preámbulos se dirige a la casa de la causante de todas sus lágrimas.

Kara sentía toques a lo lejos, pensó en no abrir, no estaba de humor para visitas y mucho menos si como pensaba era Alex. Se gira hacia el otro lado y cae en cuentas que aún seguía vestida con la ropa del día anterior. Decide levantarse para ducharse. En su trayecto hacia el baño vuelve a escuchar los toques en su puerta pero esta vez suenan más desesperados, suspira sin ganas y decide ir a abrir. Al hacerlo su novia entra como bólido.

- Lo siento amor, no me eches por favor, discúlpame. Te puedo jurar que nunca más volveré a protagonizar otra escena como la de ayer. - la veía hablar atropelladamente y se fijó que vestía la misma ropa del día anterior, Diana tampoco se había cambiado. Al mirar su rostro vio sus ojos hinchados, eso solo podía significar una cosa, había estado llorando toda la noche. Se sintió miserable.
- Diana, has estado llorando. Por qué?
- Te marchaste y me dejaste y no solo te fuiste sino que lo hiciste muy enojada. Qué querías que hiciera, una fiesta. - trata de sonreír pero no lo consigue.

Kara la observa entretenida, la chica no para de hablar haciendo gestos nerviosos con sus manos. Ella la mira a los ojos, es tan hermosa. No entendía la causa pero esa mujer la volvía loca no podía estar cerca de ella sin besarla, sin tocarla, sin desear hacerla suya. Diana tenía el poder de excitarla con solo pensar en ella, no pudo contenerse más y sin pensarlo hizo suyo sus labios.

A Diana el beso la toma por sorpresa tardando unos segundos en responder y al hacerlo es con vehemencia. Esa sola acción le devolvió el alma al cuerpo, su ojitos bellos no terminaría con ella. De repente da un gritico de sorpresa al sentir a Kara sujetandola por los muslos para sentarla sobre la mesa, los besos son cada vez más intensos y provocativos logrando que la libido comience a subir convirtiendolas en prisioneras de la naciente lujuria que ya se hacia presente. Diana estaba perdiendo la cabeza sintiendo el bulto entre la entrepierna de su novia que ya comenzaba a crecer entre ellas. Estaba enloqueciendo con el recorrido de besos que había comenzado su chica desde el cuello hasta el lóbulo de su oreja, al llegar Kara lo muerde provocando un gemido de la trigueña.

- Por dios Kara me estás volviendo loca. - gime en su oído.
- Diana no aguanto más, te necesito amor. Quiero sentirte y tiene que ser ya, te haré mía y será ahora. - a ella le encantaba esa actitud posesiva que Kara desarrollaba durante el sexo. Adoraba que tomara el control, y ella suplicaba por entregárselo.
- Entonces por qué estás perdiendo el tiempo hablando tanto. Hazme tuya y demuestrame cuánto me deseas Danvers. - le dice provocandola haciendo que la excitación de Kara aumente. Era visible la tienda de campaña que asomaba en sus jeans.
- Di!! - la vuelve a besar pero esta vez introduce su lengua en su boca buscando la suya. Diana estaba perdiendo el aliento, necesitaba separarse para conseguir algo de aire pero le era imposible renunciar a esos labios que adoraba.

Kara la baja de la mesa y la pone contra la pared sin soltar sus glúteos, se pega a ella por detrás haciendo que sienta su erección. Deja besos en su cuello y el mentón. Sus manos nunca dejan de apretar esos glúteos que la vuelven loca, restriega su miembro contra sus nalgas. Diana no podía parar de gemir, Kara en un acto de total frenesí destroza el vestido de la chica para tener un mejor acceso a sus pechos y a esas nalgas duras de su novia que la estaban enloqueciendo. Tantas horas en el gimnasio daban exquisitos resultados, Diana era toda una diosa. Acariciaba uno de sus senos mientras succionaba el otro tan fuerte que dejó una marca.

Esclava de lo que calloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora