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Kara sintió que se derretía en aquel beso, no sabía lo necesitada que estaba de sentirse amada, de sentir las caricias de alguien nuevamente. Lena la había destruido sin piedad, ni remordimientos. Se acercó a la trigueña para sentir más el calor de su cuerpo, el beso se hizo mucho más intenso y solo se separó de ella para evitar perder lo poco que le quedaba de cordura.
- Qué pasa Kara? - pregunta al ver que termina el beso que tanto disfrutaba, "esa mujer si que sabe como mover los labios." Era todo en lo que pensaba.
- Lo siento, pero no se siente bien. - ella la mira con algo de asombro y Kara ríe para darle confianza. - No me refiero al beso, claro que lo estaba disfrutando, me refiero a la situación. A pesar de todo Lena aún es mi esposa.
- Te entiendo. Respondeme algo con sinceridad, nunca le has sido infiel. Ni siquiera para satisfacer tus necesidades más básicas.
- No podía hacerlo, siempre he sentido que la traicionaba, que traicionaba el amor que siempre le había tenido. Aún después de todo lo que ha pasado soy incapaz.
- Entonces Kara, qué cambió conmigo, por qué ahora si.
- Me diste fuerzas para renacer, me hiciste ver que hay algo más que solo trabajo y llorar por los rincones. Doy gracias por aquel bendito tropezón aquella tarde.
Se quedaron charlando un buen rato antes de que Diana subiera a su apartamento. Kara se marchó feliz se había sacado un peso de encima. Seguiría su relación con Diana pero sin apresurarse, tenía un corazón que reparar y un ciclo de dolor que cerrar.

Ya era tarde cuando Kara llega a casa de Imra, pero ellas tenían una conversación pendiente y no podía retrasarla más por dolorosa que esta fuera. Baja del auto y llama a la puerta.
- Te esperaba, pasa.
- Hola.
- Ahora me puedes explicar qué demonios hacías traicionando a Lena, la mujer que amas más que a tu propia vida Kara Danvers. - la joven la mira sin articular palabra alguna y lo único que puede hacer es llorar, derrama todas las lágrimas que no ha derramado en años de sufrimiento y soledad, ya no lo soportaba más. Estaba harta de la falsa en que vivía, harta de la burla en la que se había convertido su vida

Imra no sabía que hacer nunca la había visto así, pensó en llamar a Alex pero ella se lo impidió. Kara solo apretaba más sus brazos alrededor de ella, optó por dejarla desahogarse y esperar. Un tiempo y muchos pañuelos desechables después Kara había conseguido calmarse lo suficiente para poder hablar y así contarle a su amiga lo que había sido su vida hasta ahora y lo que representaba Diana en su vida en esos momentos. Imra no podía dar crédito a lo que escuchaba aunque sabía que era cierto o Kara jamás andaría de la mano de otra mujer que no fuera su esposa, sin contar que hacía mucho había empezado a notar ciertas cosas que le parecían raras, una de esas era la constante tristeza que veía en el fondo de los ojos de Kara y que ella se empeñaba en disimular.
- Acaso Lena se golpeó la cabeza. Por qué actúa de forma tan necia?
- No lo sé, y sinceramente ya ni quiero saber. Me cansé de tratar de hablar con ella y seguir sufriendo en el proceso.
- Kara, yo veo esto raro. Lena te ama yo lo sé
- Si claro, me lo ha demostrado con creces todos estos años.
- Esa mujer muere de celos por ti, si por ella fuera ya estaría a millas de ti y lo sabes.
- Eso era parte de la falsa, sus celos, la ternura y su amor desmedido todo era mentira. Nunca me amó de verdad, es más estoy segura que le doy asco.
- Por dios no exageres tampoco, esa mujer no podía tener las manos ni cinco minutos lejos de ti.
- Ya basta, no quiero hablar más del tema. Lena me usó y punto. - las lágrimas comenzaron a reaparecer.
- Suficiente por hoy. Te quedas conmigo. Mañana temprano pasas te cambias y seguimos a la oficina. Por cierto que dijo Diana de toda esta locura.
- Reaccionó mejor de lo que esperaba. Vamos a ir despacio y ver que ocurre en el camino. Por cierto bastante intensa que te pusiste con ella.
La mira, levanta un hombro y sonríe. Luego de un poco más de plática deciden ir a dormir.

Amanecía. Lena se estira en la cama percatandose que Kara una vez más no había dormido a su lado. " Seguro que fue al sofá o alguno de los cuartos". Pensó. Al recorrer la casa y no encontrarla se extrañó, nunca había dormido fuera de casa y las pocas veces que lo hacía siempre le avisaba para no preocuparla, como si ha ella le importara. Mentía, tomó el celular para llamarla pero desistió en el último segundo. Claro que estaba preocupada pero ese orgullo Luthor del que tan orgullosa estaba le impedía ver más allá.

Kara estaba sentada en su oficina, vestía ropa acabada de comprar prefirió pasar a la tienda más cercana que ir a su casa. En el fondo estaba molesta porque a pesar de pasar la noche afuera sin avisar Lena no le había llamado ni una sola vez. Marcó a su casa sin recibir respuesta, señal de que su esposa había ido a trabajar sin la más mínima preocupación por ella. " De qué te asombras Danvers, lo ilógico es que aún guardes alguna esperanza. Das pena". " Qué dirían todos tus amigos del colegio de abogados que te llaman La Chica de Acero si pudieran ver lo patética que eres en casa". "Basta Kara, esto tiene que terminar ya". Pensaba para si misma. Estaba revisando un caso que tenía pendiente cuando fue interrumpida por el tono de su celular, sonrió al ver que era Diana aunque en el.fondo aún tenía la esperanza de que fuera su esposa.
- Hola Abogada.
- Doctora.
- Cómo ha ido tu día?
- De perros y el tuyo.
- Extrañandote mucho.
- Si terminaste paso por ti y te llevo a comer, te parece.
- Me encanta la idea pero en lugar de salir mejor cocino para ti.
- Mucho mejor hermosa.
- Te espero. - sintió una carrera al otro lado de la línea seguido de un golpe y una maldición que la hizo reír. - Kara, estás bien cielo.
- Perfecta, es solo mi escritorio que tiene la mala costumbre de moverse sin avisar antes. Enseguido estoy allá.

Como si hubiera venido volando llegó en menos tiempo del que Diana pensaba. Supo que ya estaba en recepción antes de verla por el revuelo que tenía armado el personal de urgencias. Kara no solo era preciosa sino que tenía una personalidad muy cautivadora además de tener un cuerpo muy atlético, tenía brazos fornidos y un abdomen muy bien definido. Tantas horas de gimnasio le habían dado un cuerpo escultural y algo de fuerza. Sabía las pasiones que levantaba a su alrededor, Kara lo adoraba. Llegó junto a ella roja del enojo al verla sonreír en dirección a donde estaban dos doctoras que la devoraban con los ojos. Se aproxima y se abraza a ella para terminar con el incesante coqueteo.
- Si este iba a ser el recibimiento te juro que llego mucho antes.
- Payasa. - le dijo propinandole otro golpecito en el brazo.
- Te encanta pegarme cierto. Ya veo quién es la gobernada en esta relación.
- Me puede explicar el abierto coqueteo aquí con mis colegas.
- Ah, ya voy entendiendo, entonces la efusividad y la alegría de verme no fue por mi encanto natural sino que fue la Dra. Prince siendo posesiva. - se acababa de ganar un codazo. - Hey, eres peligrosa mujer.
Ambas reían muy felices en el preciso momento que un auto que pasaba por allí detiene su marcha de forma brusca, era el auto de Lena Luthor.

Esclava de lo que calloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora