LISA
Una vez que la rubia y la morena se marcharon, aproveché para asegurar la puerta de la oficina, dejando claro que esto no era una visita cualquiera. Voy a conseguir esos lugares para mis hermanas, de una manera u otra. Y la idea que tengo no me desagrada en absoluto. Hay algo en este tipo de situaciones que me resulta... necesario.
—¿Todo... bien? —preguntó la directora Won, mirándome con una mezcla de nervios y desconcierto.
Jisoo, tranquila como siempre, se puso de pie y se quitó el blazer con una elegancia despreocupada, doblándolo perfectamente antes de colocarlo en el respaldo de su silla. Luego, se estiró con calma, como si supiera que tenía todo bajo control.
—Oh, todo está bien, no se preocupe —respondí con una sonrisa relajada—. Solo quiero convencerla de darle a Somi y a Ella los lugares en Dulwich College. Ellas lo merecen más que nadie.
Mientras hablaba, me deshice de mi propio blazer, lanzándolo despreocupadamente sobre el sofá. Sabía que la directora Won no podía apartar la mirada, y eso era justo lo que buscaba.
—Ya... veo... —tragó saliva, visiblemente tensa—. ¿Y cómo planean hacer eso? ¿Van a seguir contándome sobre el historial familiar? —intentó mantener el control mientras sus dedos volvían a teclear algo en su computadora.
—Podría ser una opción —añadió Jisoo con su tono siempre suave y calculado—. Dime, Ji Won, ¿tienes esposo? Disculpa que te hable de 'tú', pero luces increíblemente joven. Apuesto que tienes... ¿36 años?
—No te preocupes —respondió rápidamente, su voz un poco nerviosa—. Y no... tengo 42 años, y no, no tengo marido —reveló, dejando un rastro de vulnerabilidad.
—No te creo —respondí con fingida sorpresa—. Luces tan joven y hermosa. Es una verdadera tragedia que alguien tan divina como tú no tenga un marido, aunque... para nosotras, es una alegría. —Sonreí con un toque de picardía, dejando claro que la situación estaba a nuestro favor.Jisoo se movió con la precisión de una depredadora, acercándose sigilosamente hasta posicionarse detrás de la directora. Colocó sus manos firmemente sobre sus hombros, comenzando a masajearlos con delicadeza. Luego, se inclinó lo suficiente como para que su boca rozara la oreja de la mayor.
—¿Por qué no conseguimos esos lugares a nuestra manera? —murmuró Jisoo, su tono impregnado de sensualidad.
Pude notar cómo el cuerpo de Ji Won reaccionaba. Su respiración se hizo más pesada, y sus piernas se movían de manera inquieta. Estaba nerviosa... pero también excitada.
—Y-Yo... —balbuceó, cerrando los ojos y cubriéndose el rostro con las manos—. Esto no está bien...
Aproveché el momento. Le hice un gesto a Jisoo para que deslizara su silla hacia atrás, y en un rápido movimiento, me coloqué frente a Ji Won, sentándome en su escritorio con las piernas abiertas. Observé su reacción; había algo en su mirada que me dejaba claro lo atractiva que encontraba la situación.
—¿Pero lo quieres, verdad? —le pregunté, con una sonrisa provocativa.
Jisoo, volviendo a su posición anterior, deslizó su lengua por el largo de la oreja de Ji Won antes de morder suavemente su lóbulo, arrancándole un suspiro.
—S-sí... —susurró apenas, con los ojos cerrados, su resistencia desmoronándose poco a poco.Jisoo rió suavemente, y yo la acompañé. A veces me preguntaba si éramos adictas al sexo, pero en momentos como este, poco me importaba.
—¿Sí qué? —murmuré cerca de sus labios, tan cerca que casi podía sentir su aliento entrecortado.
—Solo pídelo, Ji Won... —la animó Jisoo, mientras su mano acariciaba con lentitud el cuello de la mayor.
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La búsqueda y la venganza.
AcciónLisa junto con su hermana Jisoo, está última es mayor tan solo por unos meses, ambas con dieciocho años deciden entrar al ejército militar de los estados unidos y seguir los pasos de su padre el General Marco Manobal. Ambas hermanas destacaron por...