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Taesan se llevó a los labios la taza de café con leche y bebió un sorbo

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Taesan se llevó a los labios la taza de café con leche y bebió un sorbo. Después, alzó la mirada hasta el castaño.

—Dormiste en el sofá.

—Sí —Leehan contestó sin demasiado interés.
Desde aquel primer beso en el coche, bajo la tormenta, no habían vuelto a dormir separados ni un solo día.

—¿Por qué? No creerías lo que dije anoche, ¿verdad? —Intentó que no le temblara la voz—. Estaba nervioso y confundido después de todo lo ocurrido —Los ojos de Leehan estaban fijos en él—. Te aprecio mucho, pero no te quiero... de ese modo. Olvida que dije eso, por favor. No me gustaría que nada cambiara entre nosotros. Somos amigos. Me importas mucho.

Los engranajes del cerebro de Leehan parecieron ponerse en marcha en un momento dado y sopesar las palabras que acababan de salir de los labios del pelinegro. Tardó más de lo esperado en asentir lentamente con la cabeza, después de expulsar el aire que había estado conteniendo.

Taesan le sonrió, a pesar de estar temblando. Quería cubrirse con el abrigo más grueso del mundo y no dejar que nadie volviera a desabrochar los botones para hurgar en su interior.

—Además, tienes razón. Encontraré a mi media naranja algún día — bromeó para romper el hielo. Pero Leehan no sonrió ni un ápice—. ¿Cómo es eso que suele decirse...? Que, cuando menos se busca, aparece —Terminó de un trago el resto del café con leche y dejó la taza sobre el fregadero con un tintineo—. ¿Por qué sigues tan callado? Me estás poniendo nervioso.

Leehan acortó la distancia que los separaba con tres grandes zancadas, lo sujetó por la nuca y le dio un beso profundo y húmedo. Sus labios eran posesivos y firmes.

—No me quieres —quiso asegurarse.

Taesan contuvo el aliento. —Fue una tontería.

—Será mejor que nos demos prisa o llegaremos tarde —concluyó, y le dio un segundo beso tan intenso que consiguió que le temblaran las piernas.

Taesan tragó saliva. No importaba cuántas vueltas había dado, aquí y allá, allá y aquí, al final se había metido en la boca del lobo.

 No importaba cuántas vueltas había dado, aquí y allá, allá y aquí, al final se había metido en la boca del lobo

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Crystal Hearts | GongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora