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Las calles no habían cambiado nada

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Las calles no habían cambiado nada. Todo seguía tal y como lo recordaba, con sus noches silenciosas y su cielo plagado de estrellas.

Se estacionó frente a la casa de Taesan y no reconoció el coche oscuro que estaba a un lado de la calzada. Llamó a la puerta, con el corazón latiéndole a mil por hora, temeroso y deseoso a un mismo tiempo de volver a verlo. Pero no fue él quien abrió, sino Park Seojun.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está él?

—En la habitación —Se interpuso en su camino antes de que el castaño pudiera entrar. Salió al porche y dejó la puerta entornada—. ¿Podemos hablar? —Leehan asintió, a pesar de estar ansioso por verlo. Y nervioso. Y feliz. Y asustado, todo a la vez—. Lo he estado controlando estas últimas semanas. Le hice unos análisis y tiene un poco de anemia y falta de algunas vitaminas. Ya le estoy suministrando la medicación necesaria.

—Mierda —Leehan se pasó una mano por el cabello.

—Tranquilo, no es nada grave. Se recuperará.

—Es por mi culpa. Está así por mi culpa.

—No. Está así porque lleva años sin tomarse un descanso. Era normal que se debilitara en algún momento y supongo que al final se juntó todo de golpe... —Dejó la frase a medias—. La señora Eunri lleva unos días ocupándose de la pastelería con ayuda de Riwoo, desde que Taesan enfermó. Empezó con anginas y ahora la infección se extendió hasta el oído. Se tomó hace un rato el antibiótico y le acabo de dar un antiinflamatorio, así que la fiebre empezará a bajar enseguida.

—Necesito entrar y verlo ya —rogó Leehan.

—Espera, una cosa más —pidió y tomó aire antes de hablar—. Si finalmente el curso de la investigación no fuese favorable para Taesan y tuviera que devolver el dinero al Ayuntamiento, mi madre se ofreció a prestarle la cantidad que necesite, sin intereses. Él no quiere aceptarlo, pero tienes que convencerlo de que lo haga o perderá la pastelería. La situación es complicada.

—¿Tu madre?

—Las cosas han cambiado un poco.

Leehan tragó saliva. —¿Por qué estás haciendo esto, Seojun?

—Porque siempre me ha importado, pero fui un imbécil con él y no me di cuenta de la atrocidad que cometí hasta mucho tiempo después. Por aquel entonces solo era un idiota inmaduro centrado en mí mismo —admitió con voz serena—. Por desgracia para mí, él te quiere.

Seojun pasó por su lado y comenzó a bajar las escaleras del porche. Leehan se giró hacia él antes de que enfilara la calle.

—¿Por qué estás tan seguro? —Seojun lo miró titubeante. Había un deje de envidia en sus ojos que no supo o quiso disimular.

—Porque cada noche se queda despierto hasta que recibe tu llamada. Entonces espera hasta que salta el buzón de voz y escucha cómo respiras antes de colgar —Leehan se estremeció—. Me lo explicó Riwoo el otro día. Y esta noche me quedé con él porque le había subido la fiebre. No llamaste. Así que no se durmió hasta hace un rato, cuando no aguantó más.

Crystal Hearts | GongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora