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Temblaba de los pies a la cabeza cuando golpeó con los nudillos la puerta de Eunri

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Temblaba de los pies a la cabeza cuando golpeó con los nudillos la puerta de Eunri. Estaba lloviznado y la oscuridad de la noche los envolvía. Leehan lo sostuvo con delicadeza contra su cuerpo y le dio un beso en el hombro justo cuando la puerta se abrió.

Eunri los miró sorprendida, recién levantada de la cama, mientras se anudaba a la cintura la bata rosa que vestía. Sus cabello se disparaba en todas direcciones.

—¡Oh, Dios mío! ¿Ocurrió algo?

—No, no exactamente, pero... —comenzó a decir Leehan.

—¿Tú lo sabías? —preguntó Taesan, aunque sonó más a un reproche—. ¿Sabías que Junghyuk no era mi padre? ¿Lo supiste siempre?

Los ojos de Eunri se abrieron más de lo normal, expresivos, antes de que un velo de tristeza y reconocimiento los cubriera. Se hizo a un lado en el umbral de la puerta.

—Pasen, por favor. Prepararé té.

Taesan entró mientras maldecía por lo bajo y se giró hacia ella alzando la voz.

—¡No quiero té, quiero respuestas!

—Tranquilo —Leehan rodeó su cintura con un brazo protector—.Vamos, podemos hablarlo en la cocina.

Entraron en la estancia. Eunri introdujo en la tetera agua caliente y sacó un tarrito con una mezcla de hierbas. Tras ponerlo al fuego, los miró fijamente.

—Lo he sabido siempre, Taesan —admitió y expulsó el aire que estaba conteniendo—. Siento muchísimo no habértelo dicho nunca, pero en su momento acordamos que sería lo mejor para ti y estuve de acuerdo con esa decisión.

—¿Acordaron?

—Yo y tu padre.

Taesan se sentó en una de las sillas de la cocina, incapaz de mantenerse en pie durante más tiempo; le temblaban las rodillas. Miró a aquella mujer que tenía enfrente y que parecía saber más de su vida que él mismo.

—Dímelo todo. Quiero saberlo.

—Lo supe desde el principio —confesó—. Tu madre llegó aquí con unos viajeros. Decía ser libre, carente de responsabilidades. Y eso es lo que siempre deseó. Pero quedó embarazada de uno de aquellos hombres con los que viajaba y conoció a tu padre al llegar aquí y... en fin, supongo que le invadió el espíritu de supervivencia y buscó la seguridad en él —dijo—. Junghyuk era alegre, confiado, nada que ver con el hombre que tú conociste. Se enamoró de ella locamente e intentó complacerla con todo tipo de regalos y comodidades. Poco después ella le dijo que se había quedado embarazada e insistió en que debían casarse cuanto antes, en que lo suyo era amor a primera vista, y él, tonto e ingenuo, preparó de inmediato una boda por todo lo alto.

Eunri respiró hondo, haciendo una pausa, y sacó de uno de los armarios tres vasitos pequeños para el té que depositó sobre la encimera.

—El mismo día de la boda, me di cuenta de que Yujin, tu madre, mentía. Casi todas las mujeres estábamos en la habitación de la novia, pero en un momento dado ella se encerró en el baño, nerviosa, y pidió que solo entrara yo. Apenas nos conocíamos, tan solo habíamos hablado un par de veces. En cuanto la vi, comprendí el problema. El vestido no le entraba. No había contado con que justo estaba en esa fase en la que el vientre parece crecer de un día para otro...

Crystal Hearts | GongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora