Capítulo 23

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Tom's Pov

Maldita sea, la cabeza me revienta, los oídos me sangran un poco y el maldito sonido insoportable, que no me deja pensar bien, me está hinchando los huevos.

- Anda, Black, mueve el culo - Me levanté del suelo y traté de correr con las pocas fuerzas que me quedaban en el cuerpo. Apenas pude avanzar un par de miserables pasos.

- No lo podemos dejar, Tom - Escuché que gritaban a mi espalda.

- Está muerto, venga.

- Aún respira.

- Le doy 5 minutos más. ¡DÉJALO YA Y OBEDECEME!

Black por fin pareció entender el mensaje y me siguió fuera de esta pocilga.

Flashback

- ¿Diga? - Respondí el móvil con las manos temblando. Me descompuso por completo tener que encargarme de cosas del pub ahora, me sentía en el limbo. No pensaba claramente y mi capacidad para tomar decisiones era prácticamente nula.

- ¡VEN AHORA, MALDITA SEA! - Era la jodida voz de Jost, desde el móvil de Black.

¿Jost estaba aquí?.

Me levanté del sofá y con un enorme sentimiento de culpa salí del apartamento dando tumbos por todas partes.

Me iba, no porque quisiera, sino porque me lo exigían. No pienso engañarme a mí mismo, sabía que irme era la decisión más fácil ahora. No me sentía capaz de enfrentar a Bill después de la hostia que le había dado. Nunca pensé que podría perder el control con él, pero pasó. 

Le pegué al amor de mi vida y si él no me perdonaba yo tampoco lo haría, no me perdonaría.

Ese acto tan descarado y sinvergüenza no lo había llevado a cabo conscientemente, no era yo cuando pasó, no lo había podido controlar. Mi cuerpo actuó bajo las órdenes de la ira y los malditos recuerdos que se hicieron presentes en mi cabeza cuando escuché todo lo que Bill me decía. No lo culpaba a él, sino a esta maldita enfermedad que me acosa día y noche. Pensé que la había dominado, que no me volvería a pasar, pero sin entender por qué, de un momento a otro vi a mi padre en el lugar de Bill y no me pude controlar.

Dentro de mi cabeza hubo una lucha por poder, ambas voces dentro de mi cabeza se gritaban la una a la otra, peleando por el poder y control sobre mi, era yo mismo, peleando contra mi. 

¿Chungo no?. En una pelea contra ti mismo no hay ganador, siempre pierdes, pase lo que pase. 

Yo lo había perdido todo cuando mi mano se estampó contra la mejilla de Bill. Si perdía a Bill daba por hecho que había perdido el sentido de la vida y si eso sucedía, yo no sería el mismo, nunca más.

Me carcomía la culpa, qué pensarían Bill o Sarah cuando salieran a la sala y yo ya no esté ahí. Pensarán que soy un cobarde, que se largó en uno de los momentos más delicados.

Conduje todo el camino en modo automático, sabía el camino al pub de memoria, así que no me hizo falta enfocarme o poner atención alguna a la carretera, solo conduje. Ni siquiera era consciente de la alta velocidad a la que iba, lo noté hasta que en menos de 5 minutos ya estaba aparcado frente a la puerta del Astra.

Con cara de mala hostia me bajé del coche y con el entrecejo fruncido caminé dentro del pub. Sabía que con esta maldita cara nadie se intentaría liar conmigo, no tenía ganas de lidiar con absolutamente nadie.

- Aparca el coche en mi estacionamiento - Le arrojé a Bastián las llaves del coche a la cara y subí directo a mi oficina.

- TODAS ESTÁN MUERTAS, TOM. ABSOLUTAMENTE TODAS. ¿DÓNDE ESTABAS?, ¿EH?, TENÍAS QUE ASEGURARTE QUE ESTUVIERAN PROTEGIDAS, MALDITA SEA - Eso fue lo primero que escuché cuando me adentré en la oficina.

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