Final parte 2

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Bill's Pov

- ¿Qu-qui-en e-es ella? -  Sentí como mi corazón se rompía en miles y miles de pequeñísimos pedazos. No podía creer que Tom sería capaz de hacerme algo así después de todo lo que ha pasado entre nosotros.

- ¿Qué quieres? Pensé que ya no regresarías - ¿Acaso eso es lo que su verdadero inconsciente quería? ¿Tom quería que yo me alejara de él?.

- Qué tío tan majo, Dios mío. ¿Vienes a la cama con nosotros, guapo? - Y la puta todavía se atrevía a hablarme.

- Cállate, cállate, cállate por favor - Todo empezó a darme vueltas, me sentía débil y vulnerable al estar de pie frente a él. El mismo Tom que se había atrevido a meter a una puta a la misma cama que él había comprado para NOSOTROS.

Salí de ahí casi dando tumbos por las paredes, tratando de encontrar algo de lo que poder sostenerme para no dar de cara con el suelo. No, no, no, Dios, ¿por qué me tenía que estar pasando todo esto?. Me senté en un sofá y me dejé caer en el. Atraje mis piernas hasta mi pecho y me abracé a mi mismo, teniendo pequeñas convulsiones por los nervios que me provocan las imágenes en mi cabeza. Comencé a sudar y mis dientes empezaron a castañear, chocando unos con otros hasta hacerme doler la mandíbula. Mi respiración era irregular, sentía tanta presión en mis pulmones que casi no contenía mucho tiempo el oxígeno dentro de ellos. Las lágrimas caían a lo largo de mi rostro, hasta dar con el sofá y empapar el mismo lugar una y otra vez. No podía mantener la compostura, me sentía completamente traicionado, engañado, utilizado y desechado, y lo peor de todo era que la tía es... es todo lo contrario a mi, es rubia de ojos azules, piel bronceada y curvas prominentes, unas tetas y culo enormes, una tía al fin y al cabo. No como yo, delgado casi esquelético, sin forma de algo, con la piel de un blanco hueso y el cabello negro, tan negro como los pensmientos que ahora atravesaban mi mente. Era claro que lo que había pasado entre Tom y yo había sido un error. Él no me ama. Con ese último pensamiento todo se me volvió negro, no sabía bien si me había quedado dormido o me había desmayado, pero de lo que si estaba seguro era que no quería despertar.

- ¿Chico?, ¿estás bien?.

- ¿mmmm? - Escuché una voz femenina a lo lejos y unos pequeños golpes en mi brazo.

- ¿Puedes verme?, ¿quieres que te lleve a algún lugar? - ¿Llevarme a otra parte? pero si esta es mi jodida casa.

Por tanta confusión me decidí a abrir los ojos, mis pesados párpados me lo hacían demasiado difícil, pero tuve que hacerlo. Era ella, la puta de hace un momento, la misma tía que había encontrado metida en la cama de Tom. De pronto esas imágenes inundaron mi mente otra vez y casi en automático mis lágrimas empezaron a descender otra vez.

- ¿Qué pasa, qué pasa?, ¿estás bien? - Me preguntó preocupada cuando mis lágrimas cayeron de mis ojos indiscriminadamente.

- ¿Qué qué me pasa?. Pues que te acabo de ver metida en la cama con mi novio, eso pasa, así que no me preguntes más - Sin darme cuenta me había incorporado y ahora me encontraba sentado.

- ¿TU NOVIO?. Vale, vale, no lo sabía, perdóname - ¿No lo sabía? Acaso no pudo ver que todas mis cosas, que casualmente son las mismas que usa normalmente una tía, estaban regadas por todo el apartamento.

Ahí fue cuando me di cuenta que no, no era así, todas mis cosas seguían empacadas en cajas, pero parecía que las de Tom no, él había sacado su cosas y las había vuelto a colocar por toda la casa, como si nunca las hubiera puesto en esas cajas, todo parecía estar... igual. A diferencia de que yo no estaba presente, ni mis cosas en el apartamento, ni yo en sus recuerdos.

- ¿Tú vives con él? - Me preguntó.

- Supongo que sí, o bueno, ya no... - No sabía cómo debía responder a esa pregunta, que justo en esta situación, se me hacía una de las preguntas más difíciles que jamás había tenido que responder.

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