Mis ojos no creían lo que veían, mi cabeza no estaba procesando claramente esta información. Fue como si de alguna forma hubiera manifestado con el pensamiento que este chico entrara por mi ventana. Esta bromita me había cabreado un poco porque si no hubiera notado que era Tom muy probablemente ahora estaría de camino al hospital con un chico medio muerto por romperle una botella de vidrio en la cabeza. Maldito Tom, siempre complicando mi existencia.
Después de retirar sus pies del borde de mi ventana se sentó en el piso. De pronto empecé a ver todo en cámara lenta, mi atención se enfocó en Tom y en cómo este se levantaba poco a poco. Mi corazón iba a mil por hora, no entendía por qué Tom me provocaba esta descarga de adrenalina y nerviosismo.
Podía sentir pequeñas gotas de agua que bajaban por mi frente y cómo mi respiración se hacía cada vez más pesada. No pude evitar pensar en las tantas veces que los chicos de la escuela hacían cualquier cosa por humillarme, golpearme y lastimarme, me sentí vulnerable ya que no sabía con qué intenciones Tom había irrumpido así en mi habitación.
- Hola - dijo Tom con una enorme sonrisa mientras acariciaba su cuello algo apenado. Al tenerlo cara a cara me percaté que aún llevaba rastas, solo que ahora más largas y unas más rubias que otras, todas estas sujetas por una coleta la cual sobresalía de la gorra que llevaba. El estilo rastafari rapero le sentaba jodidamente bien aunque me costara admitirlo. No recordaba que fuera tan guapo, la otra noche apenas pude verle bien ya que nunca se quitó la capucha de la sudadera y la poca luz nos jugaba una mala pasada.
La alerta de supervivencia que había desarrollado durante toda mi infancia y adolescencia se había desactivado después de la forma en la que me habló, no parecía tener intenciones de hacerme daño... o al menos eso creo.
- Ho-hola, Tom - dije casi tartamudeando y con expresión de confusión en mi rostro.
- Necesito hablar contigo - dijo pasando a mi lado, caminando por toda mi habitación hasta detenerse frente a mi escritorio.
¿Hablar conmigo? De qué cojones podríamos este tío y yo hablar ahora y más con tal urgencia. Ni siquiera tenía idea de cómo sabía mi dirección o cómo sabía que esta era la ventana que daba hasta mi cuarto, mucho menos de cómo había subido hasta acá él solo, tal vez era una especie de spiderman o algo por el estilo.
- ¿Perdona? ¿Sobre qué? - pregunté muy confundido, no tenía ni puta idea de qué quería pero ahora lo averiguaría. Me crucé de brazos un poco a la defensiva, este tío se paseaba por mi habitación como si fuera la suya y eso me erizaba la piel de mala forma. Me di la vuelta para quedar frente a él y enarqué una ceja para verme aún más molesto, clavé mi mirada en él sin piedad.
- ¿Qué quieres? - dije con un tono de voz más seco y firme.
- Esto - dijo sonriendo mientras levantaba su mano. En ella sostenía su chaqueta, la misma que me había ofrecido la noche anterior. Tanta mierda para recuperar una mísera chaqueta.
- Tengo algo valioso en ella - dijo mientras caminaba nuevamente, pero esta vez no pasó de mí como hace un momento. ¿Algo valioso? no entendía nada.
Se colocó muy cerca de mí, frente a frente, nuestros cuerpos casi se rozaban, mal momento para quedarte desnudo de la cintura hacia arriba, pensé.
- Ya la tienes, ahora vete - dije sin dejar de ver sus ojos, esos mismos que me veían con picardía. Sin más, este descarado me barrió con la mirada. Bajó de mis ojos a mis labios, atravesando mi cuello, deteniéndose en mis clavículas. Me empezaba a poner más nervioso. Siguió recorriendo mi cuerpo con sus ojos mientras sonreía de lado y lamía la bolita plateada de su piercing. Ese gesto que hizo de pasar la lengua por las piezas de metal en su labio hizo que me sonrojara y me entrara una especie de calor repentino.
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For your love
FanficAún después de casi 5 años de no verte mis ojos te reconocieron al primer instante. Me encantas Bill Trumper, desde el primer momento en el que te vi. Historia original escrita por Sophie ag.