Capítulo 5: Tentación

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Kagome

Abrí mis ojos antes de que la alarma sonara. Me desperecé y mi mano se encontró con las sábanas en lugar de su cálido cuerpo. Me erguí de inmediato, mirando a ambos lados de mi habitación.

¿Acaso se marchó?

Mi pregunta fue respondida rápidamente al percatarme de aquel aroma a café recién hecho, el cuál se coló por la puerta entreabierta del cuarto.

- ¿Acaso estará...?

Salté de la cama y en puntillas salí de la habitación. Una sonrisa se formó en mis labios al observarlo de espaldas a mi, con su cabello cubriendo su tonificada espalda, la cuál estaba descubierta, mientras preparaba dos tazas de café y unos panecillos.

¿Cuándo fue la última vez que alguien me preparó el desayuno?

Volteó, con ambas bebidas en su mano y, antes de que pudiese colocarlas sobre la bandeja que reposaba en la mesada, sus ojos se encontraron con los míos.

- Kag. - su sonrisa se veía más linda que lo normal. - Buenos días.

- Buenos días, Koga. - le devolví el gesto, acercándome. - ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Cómo que por qué? - se acercó, abrazándome y dejando un delicado beso en mis labios. - Es lo menos que puedo hacer por la mujer más hermosa y buena que he conocido.

- ¿Tú crees? - rocé mi nariz con la suya. - Es un hermoso gesto.

- Pues, me alegra que te haya gustado. - tomó mi mano, guiándome a la silla. - Mi reina merece lo mejor.

Mi reina.

Por un milisegundo, por mi mente se cruzó la idea de que podía acostumbrarme a esto, sin embargo, la deseche de inmediato, después de todo, no necesitaba enredarme nuevamente con nadie.

Tomamos el desayuno hablando de cosas triviales de nuestras vidas. Me sorprendió gratamente lo profundo y seguro que podía ser cuando se trataba de sus metas o de lo que esperaba de la vida.

Todo lo contrario a Bankotsu.

Era verdad, con mi ex jamás encontré algo similar a lo que se conoce como estabilidad, sin embargo mi yo de adolescente era los suficientemente rebelde como para no hacerle caso a la voz interior que le decía que no debía enredarse con ese tipo. ¿El resultado? Una relación con muchas idas y vueltas, en donde la toxicidad era moneda corriente y los golpes, en la etapa final, se volvieron naturales.

Koga hablaba y hablaba sin parar y, aunque quería escucharlo con atención, mi mente comenzó a jugarme malas pasadas, probablemente porque recordé los mensajes que él me había enviado el día anterior.

Mi puño se hubiera estrellado en tu rostro como la última vez.

Como la última vez.

Inicio del flashback.

- Largo de mi casa. - traté de sonar firme, aunque mis piernas amenazaban con flaquear en cualquier momento. - Ya te dije... que no quería volver a verte.

- Kagome, mi amor, no es necesario que hagas todo esto. - pasó su mano por su cuero cabelludo, buscando tranquilizarte. - Yo... no quiero hacerte daño, lo prometo.

- ¿Tengo que recordarte lo que hiciste la última vez?

- Me refiero a que, si quisiera lastimarte de verdad, podría matarte, amor.

- Siempre dices lo mismo, ¿a que te refieres?

- A nada. - se acercó, tomando mi rostro entre sus manos. - No hagas que te ruegue, ¿si?

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