Capítulo 9: Kahori

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Inuyasha

No tuve reparo en mostrar mi sorpresa, aunque la realidad era que estaba más confundido que sorprendido. ¿Acaso me estaba pidiendo que le relatara la historia de como la había salvado de las garras de Bankotsu o...? Entonces lo comprendí.

El buen Taisho, amante de los humanos, al rescate de otra mujer.

Otra mujer...

Kagome estuvo consciente todo el tiempo en el que Bankotsu y yo peleamos y eso implicaba que había visto todo lo sucedido. Si, todo. Desde la manera en la que atravesé su pecho hasta la resistencia sobre humana que ambos mostramos.

Ella supo todo este tiempo que yo...

No estaba seguro de si ella ya había sacado sus propias conclusiones sobre lo que ese idiota y yo éramos en realidad, pero estaba claro que pensaba cosas. Kagome Higurashi no era una niña tonta, por el contrario, era mucho más lista de lo cualquiera podría llegarse a imaginar.

- ¿Del ser no humano que salvó a una joven? - traté de hacerme el desentendido. - ¿Te gustan las historias de fantasía?

- Tal vez. - me sonrió, acomodándose en la cama al mismo tiempo en que cerraba sus ojos. - Me gustan... las historias que pertenecen a una época lejana a la mía.

Maldición, ¿realmente se había dado cuenta de todo con sólo una pequeña frase de ese imbécil?

- ¿Por qué crees que yo sabría una historia como esa?

- No lo se... ¿Qué esperas? Te escucho.

Dudé. Dudé bastante por el hecho de que esa historia era parte de uno de los capítulos más dolorosos de mi vida. Un capítulo en el que, por unos momentos, mi vida estuvo a punto de dar un giro de 180°, pero finalmente no sucedió, al menos no de la manera en la que yo hubiese deseado que sucediera.

- Había una vez... un demonio. - cerré mis ojos, maldiciéndome mentalmente por haber comenzado a hablar. - Un joven demonio solitario... el cuál se pasaba los días vagando por el bosque, buscándole sentido a su vida. No porque esta fuese aburrida, si no porque no había ningún propósito en sus día a día. Era hijo del demonio más poderoso de la zona Oeste, vivía rodeado de lujos y con todas sus necesidades cubiertas, no tenía subordinados a cargo ni grandes deberes a los que atender, y eso lo hacía sentirse vacío, hasta que la conoció a ella.

Inicio del flashback.

- Keh, no comprendo. - murmuré, mirando aquella espada vieja y oxidada. - ¿De que me servirá esta cosa si ni siquiera cortaría el pan más blando del universo?.

- Nuestro padre fue claro al entregarnos las espadas. - lo miré y noté que también estaba observando a Tenseiga. - Cada una tiene un uso especial y... sólo lo descubrirás cuando sea necesario. - comenzó a adentrarse en el bosque.

- Oye, ¿a donde te vas?

- Como el mayor de los hijos de Taisho, tengo muchas más responsabilidades que tú, imbécil.

- Pues jódete, ¿Quién te mandó a nacer primero?

Esa no era la verdadera razón de que Sesshomaru tuviese más obligaciones que yo, ya que ello estaba directamente relacionado al hecho de que él era hijo de una princesa demonio y mi padre, mientras yo era producto de la unión de Toga Taisho y una humana que no fue convertida.

- Bien... ¿Tessaiga? Feh, hasta de tu nombre me olvidé. Muéstrame que tan...

Antes de que pudiese terminar la fase un ligero olor a sangre llegó a mi nariz.

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