Capítulo 20: Antifaz

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Kagome

Estaba ultimando los detalles para salir de la oficina y cambiarme rápidamente. Si, finalmente habíamos accedido a ir a esa espantosa fiesta del hospital y todo por culpa de que Ayame llegó con su cara de perrito mojado, suplicándonos que asistiéramos, por lo que me vi en la obligación de tener que buscar un vestido que cumpliera con los estándares, amén de su correspondiente antifaz.

Terminé de guardar las carpetas y salí. Ni Rin ni Sango estaban presentes y eso significaba que yo debía cerrar. Luego de hacerlo, me quedé sobre la acera, esperando que el Uber llegara y me tomé el tiempo correspondiente para tratar de alinear mis pensamientos con todo lo que había sucedido.

A ver... en una semana no sólo me había enterado del pasado de Inuyasha, si no tanto de su condición como de la de Bankotsu.

- Bankotsu. - murmuré. - Que extraño que haya desaparecido durante tanto tiempo.

Menee la cabeza, quitando su rostro de mi mente y esta se trasladó directo a Koga.

Maldición, ¿Qué se supone que debo hacer?

En ese momento mi celular sonó y lo tomé rápidamente. Era un mensaje y no podía creer que fuese de él.

- Buenas tardes, Kagome, me gustaría hablar contigo... ¿te parece si mañana tomamos un café? Espero tu respuesta.

- Inuyasha. - murmuré, observándo fijamente el móvil.

Mi corazón latía sin parar, sin embargo algo no me estaba gustando.

¿Por qué siento que es un tanto frio?

Estaba a punto de teclear la respuesta cuando otra cosa me distrajo. Miré hacía un costado y me tensé de inmediato.

- Buenas tardes, hermosa.

- ¿Qué estas haciendo aquí?

- Te ves preciosa. - su sonrisa parecía tranquila, pero jamás debía confiarme, mucho menos bajar la guardia.

- Aléjate.

- Oh, vamos, ¿Por qué me tratas así? - intentó tomar mi mano, sin embargo me alejé abruptamente.

- ¿Qué clase de nivel de psicopatía posees, Bankotsu? - escupí aquellas palabras. - ¿Cómo es posible que te acerques a mi después de lo que hiciste?

- Bah... - hizo un ademán con su mano. - ¿Acaso fue la primera vez que peleamos de esa manera?

¡¿Peleamos?!

- Me das asco. - voltee con la intención de alejarme, pero obviamente tenía que sostenerme.

- Oye, nada de esto hubiese pasado si no te metías con el idiota de Taisho.

- Lo que yo haga no es de tu incumbencia. - me aseguré de mirarlo bien a los ojos. - Déjame en paz o...

- ¿O que? ¿Vas a golpearme? - rio y no sarcásticamente, provocando mi furia.

- ¡Te dije que me dejes en paz, idiota! - traté de abofetearlo, pero él me sostuvo.

- Vamos, Kag, dime la verdad... ¿Cuántas veces me golpeaste o te defendiste desde que estamos juntos?

- ¿Estamos juntos? ¡Tú y yo ya no tenemos nada que ver! - grité.

Pero en el fondo sabía que tenía razón, a pesar de haberme defendido de sus golpes, jamás había logrado lastimarlo ni mucho menos causarle algún tipo de daño.

- Mira, no importa cuantos pasen por tu cuerpo, bonita. - sonrió. - Tu corazón me pertenece y eso es imposible de negar.

- ¿De que estas hablando?

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