Capítulo 11: Desaparición

134 14 4
                                    

Inuyasha

Una carcajada abandonó mis labios al notar que ella había cortado la llamada. No podía mentir, en el fondo me sentía una basura por estar jugando con Sango de esta manera, pero al mismo tiempo nadie estaba en riesgo de vida o muerte por esto, por ende no debía preocuparme.

Mi sonrisa se borró al recordar las palabras de Miroku.

Por tu descaro e insolencia deberás traerme a Kagome.

¿De verdad iba a hacer una cosa semejante? Y me refería a, ¿de verdad iba a soportar el saber que Kagome iba a realizar el mismo trabajo que yo? y, después de todo, ¿Quién me garantizaba que ella iba a aceptar entrar en esto? si debía ser honesto la realidad era que no me molestaba para nada el hecho de pensar que ella se negaría rotundamente.

Arranqué el auto que había orillado y me dirigí a la empresa en donde, seguramente, mi hermano ya me estaba esperando. Al llegar traté de ingresar sin ser visto por nadie importante, pero él siempre estaba un paso delante de mi.

- Inuyasha. - pronunció en el mismo momento en que tomé la manilla de la puerta.

Suspiré ligeramente y volteé.

- ¿Qué quieres?

Me hizo un ademán con su mano y se adentró en la oficina de nuestro padre, despertando internamente una alarma en mi interior. Sin titubear avancé y, al ingresar, mis ojos se abrieron de par en par.

- Myoga. - pronuncié cerrando la puerta detrás de mi.

- Joven Inuyasha, buenos días. - sus ojos me decían que algo no andaba bien. - Lamento mi llegada tan repentina.

- ¿Qué sucedió? - respondí sin siquiera saludarlo.

- Inuyasha. - mis ojos se encontraron con los de Sesshomaru y me indicó que me calmara. - Myoga, por favor, sigue.

Entonces supe que él ya sabía lo que estaba sucediendo y eso me preocupó aún más.

- Bueno... - comenzó a jugar con sus manos. Los segundos se sentían eternos. - Lamento decirles que... su padre desapareció.

¿Qué?

Aquella pregunta resonó en mi mente, sin embargo no logré articular nada, simplemente me quedé helado.

- ¿Lo buscaron por todo el lugar? - la tranquilidad en la voz de Sesshomaru me perturbaba más.

- Si, de hecho... él se alejó de nosotros.

- ¿Cómo que se alejó? - intervine al fin. - ¿Dónde estaban? ¿Qué estaban haciendo?

- Joven Inuyasha, lo lamento pero su padre nos pidió que no reveláramos nada.

- ¡¿Cómo que no revelen nada?! ¡Me estas diciendo que desapareció y no pueden decir nada!

- ¡Inuyasha! - lo miré. - Myoga, por favor cualquier novedad que tengas sobre su paradero puedes decirme, te agradezco que nos hayas informado. Puedes retirarte.

- Muchas gracias señor. - me miró nuevamente. - Lo siento, amo.

Myoga se retiró mientras yo trataba de procesar todo lo que había escuchado.

- ¡¿Cómo puedes dejarlo ir sin más?! - grité al caer en la situación.

- ¿Y que quieres que haga?

- Sesshomaru. - me quedé anonadado.

- Hermano, ahora más que nunca debemos apegarnos a las órdenes de nuestro padre.

- Sesshomaru, él está desaparecido, ¿comprendes lo que eso significa?

- Por supuesto que lo sé y es por eso que te digo que te apegues a sus órdenes.

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora