Capítulo 27: Ojos de fuego

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Kagome

Me levanté antes de que él despertara y caminé directo a la sala, no sin antes colocarme su camisa. Me senté en el mismo sillón en el que habíamos hablado la noche anterior y un pequeño suspiro abandonó mis labios.

- Supongo que esta es la despedida. - cerré mis ojos. - Bueno, al menos de estos encuentros.

Aunque hay algo que me gustaría saber antes de que no hablemos más sobre este tema.

Inicio del flashback.

- Inuyasha... - pronuncié, suspirando mientras sentía como su lengua recorría toda mi zona íntima, rememorando nuestro primer encuentro.

Mis ojos se posaron sobre los suyos, los cuales estaban cerrados y, a juzgar por su expresión, se notaba que estaba disfrutando con creces de aquel acto.

De estar en mi interior con su lengua.

Apreté las sábanas a mis costados en el mismo momento en que sus ojo se abrieron y los vi completamente rojos. En ese instante, una corriente eléctrica me atravesó y mi orgasmo llegó en niveles colosales.

Una energía que nunca antes en mi vida había sentido.

Fin del flashback.

- ¿Por qué sus ojos cambiaron de color? Pero, sobre todo... ¿Por qué eso me excito tanto?

Incluso, el simple hecho de pensarlo hace que...

Me puse de pie y regresé a la habitación. Sonreí al ver que aún dormía y, aunque quería dejarlo descansar, lo cierto era que no podía quitarme aquella sensación que desembocaba en la zona baja de mi cuerpo.

- ¿Qué me hiciste? - murmuré, acostándome nuevamente a su lado.

Acaricié el costado de su rostro, corriendo aquel mechón de cabello que lo cubría levemente y sonreí un poco más. Mis ojos viajaron por su espalda, la cual estaba descubierta y se detuvieron sobre una de sus manos. Inevitablemente el recuerdo de ellas recorriendo la piel desnuda de mi cuerpo llegó hasta mi mente, provocando que mordiera mis labios.

No puedo soportarlo más.

Casi que de manera automática, mi mano se deslizó por el interior de la camisa, deteniéndose en la zona que deseaba sentir aquel contacto. Un ligero y casi imperceptible suspiro abandonó mis labios al sentir mi dedo rozar con mis pliegues, impregnándose de mi calidez.

No podía apartar aquella mirada rojiza de mi mente y aquello aumentaba el placer que estaba sintiendo. Deseaba volver a ver esos ojos, deseaba que él me follara con aquella mirada, atravesando todo lo intangible entre los dos.

- Dios. - murmuré, inclinando mi espalda levemente, sin embargo me detuve al sentir su mano sobre mi pierna. - Inuyasha. - lo miré.

- ¿Acaso quieres matarme? - el tono de su voz, tan grabe y carrasposo simplemente me volvió loca.

- ¿Cómo...?

Con una sola mano desabrochó los botones de la camisa, tomando mi propia mano y llevándola a su boca para lamer suavemente mis dedos.

- ¿Qué te sucede? - podía sentir el palpitar de mi zona intima, la cual deseaba volver a sentirlo de inmediato. - Tu aroma... me encanta.

- ¿Qué me hiciste? - murmuré, completamente hipnotizada por sus ojos. Él sonrió.

- ¿Qué te hice? - se elevó y no pude evitar mirar su miembro, el cual ya estaba listo para la acción. Se movió sobre la cama e instintivamente abrí mis piernas para él, esperando a que se colocara en medio y así lo hizo. Sentí su duro miembro rozar en mi zona y un nuevo suspiro se asomó. - Estas mojada, ¿en que pensabas?

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