Capítulo 15: Un momento de dos

94 17 5
                                    

Kagome

Los nervios amenazaban con tomar el control a medida que me acercaba al restaurante, el mismo en el que habíamos quedado antes de despedirnos del trabajo.

¿Por qué tengo que sentirme de esta manera? Sólo es Inuyasha.

No... no lo es.

En ese momento, el recuerdo menos oportuno invadió mi mente, brindándome la respuesta que necesitaba.

Inicio del flashback.

- ¿Qué haces? - murmuré al ver que abría aún más mis piernas.

- No creas que esto ha terminado. - sus ojos dorados tenían un intenso brillo lleno de lujuria. Uno que provocó que mordiera mi labio inferior en respuesta a lo que sabía que iba a hacer. - No puedo irme sin probar esto.

Y en ese momento adentró su lengua en mi centro, arrancándome un grito.

- Inuyasha... - murmuré al sentir como la humedad de su lengua se fundía con la mía. - Por dios...

- Me encanta. - sus manos apretaron mis muslos con fuerza. - Deliciosa.

- No pares. - arqueé mi cabeza, cerrando mis ojos y mordiendo mi boca.

Sus labios, su lengua, cada movimiento se sentía completamente delicioso. Mis dedos rasguñaban la pulida mesa mientras podía sentir como mi cuerpo temblaba por completo.

Maldición... este chico si que sabe lo que hace.

Volví mi mirada a su rostro y me deleite con su rostro, el cual tenía sus ojos cerrados, al menos hasta ese momento, ya que los abrió, fijándolos directamente en mi. No se detuvo, sin embargo aquel dorado no abandonaba mis ojos, llevándome a la locura poco a poco.

Fin del flashback.

Oh, maldición... ¿Por qué tenía que pensar en esto en este momento?

Apreté ligeramente mis piernas, tratando de quitarme aquella sensación que aquel recuerdo me había dejado. Llegamos al frente del restaurante y descendí, suspirando levemente antes de ingresar.

¿Qué demonios estoy haciendo? Si hace sólo unos días estábamos discutiendo.

Sonreí, cerrando mis ojos y bajando mi cabeza.

Y también casi tenemos sexo... todo en cuestión de horas.

- Taisho... al parecer me haces ir de la molestia a la locura más rápido de lo que desearía. - murmuré, abriendo las puertas del lugar.

Ni siquiera fue necesario buscar su ubicación, ya que sus ojos dorados sobresalían de cualquier tipo de iluminación que hubiese dentro. Nuestras miradas se encontraron y ambos sonreímos al unísono, mientras yo me acercaba lentamente.

- Buenas noches, bonita. - se puso de pie, recorriendo mi cuerpo entero mientras extendía su mano.

- Buenas noches, Taisho. - respondí de manera sugerente, tomándola.

- Por favor, no seas tan formal. - pasó detrás de mi, corriendo la silla.

- ¿Desde cuando tan caballeroso? - arqueé mi ceja.

- ¿No puede un hombre ser amable sin que lo miren con desconfianza? - me senté y él regresó a su lugar.

- Digamos que no eras muy amable cuando te conocí.

- ¿Quieres que recordemos como nos conocimos? - llevó la copa, la cual contenía vino, a sus labios.

- ¿Por qué no? - uní mis manos, apoyando los codos sobre la mesa, mientras me inclinaba.

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora