𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁ℴ 𝒹𝒾ℯ𝒸𝒾𝓈𝒾ℯ𝓉ℯ-𝓉𝓊 𝒸𝓊𝓁𝓅𝒶

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Cuando me desperté Blas ya no estaba a mi lado.
Me levanté y miré en mi baño por si estaba ahí, pero nada, habría salido con los chicos o algo.

Cuando me acerqué a mi mesita de noche para agarrar el móvil vi que me había dejado una cartita.

Me fui con los chicos a comprar.
Espérame porque no tardo y
quiero pasar tiempo contigo.

-Blas♡︎-

Sonreí inconscientemente al ver la notita, tan lindo.

Unos segundos después me llamó mamá, recordé que hoy iniciaba su viaje con papá.

-Hola mami- La saludé.

-Hola mi amor, ¿Cómo estás?- No la podía ver pero su voz sonaba quebrada, como si estuviese intentando estar bien cuando claramente no lo estaba.

-Yo muy bien- respondí sinceramente- ¿Y tú?

-Bien hija, me alegro- Su voz empeoraba cada segundo.

-Ya estáis yendo de camino a Barcelona?- pregunté ya que allí se iban de viaje.

Ella tardó unos segundos en responder.

-No...no, al final no se va a poder.

-¿Cómo? ¿Por qué?

-Te quiero mucho Alicia, de verdad que lo siento- después de eso me cortó la llamada.

No entendía nada, ¿Por qué se disculpaba?
Una nueva llamada captó mi atención.

llamada entrante- el hombre que me dió la vida

Por muy absurdo que parezca, si, le cambié el nombre porque no lo considero un padre desde hace mucho tiempo.

-Ho- No me dejó terminar.

-Recoge tus cosas porque tu viaje ha terminado hoy.

-¿Qué?

-¿Eres sorda? Recoge tus cosas de una puta vez Alicia- Dijo casi gritando- Héctor me ha dicho estos días que no le has contestado ni un puto mensaje ¿No te quedó claro el otro día? Soy tu padre, y si te digo que hagas algo lo haces.
He visto las fotos en las que sales con el niñato ese, ¿Ahora también eres una puta? Cada día te pareces más a tu madre.
Estoy en el aeropuerto de Uruguay esperándote, me has hecho gastar dinero para venir a por ti y todo por tus tonterías de niña inmadura.
De verdad que eres la mayor decepción.
Recoge las putas cosas y ven ahora mismo, estoy en la puerta, el vuelo es a las 12:45.

Justo ahí terminó la llamada.
Mis lágrimas caían sin parar y sentía una presión en el pecho que me asustaba.
Me faltaba el aire y me tuve que sentar en la cama asimilando todo lo que acababa de pasar.
Por más que lo intentaba no podía creerlo.

Sus palabras eran como puñetazos en mi piel que dejaban marca, de los que jamás me iba a olvidar.

Aún con falta de aire me levanté y empecé a sacar toda la ropa de mi armario para llevarla a las maletas.
Tiraba la ropa con fuerza, con rabia.
Después fui al baño y recogí todo lo que era mío.

𝒟ℯ𝓈𝒹ℯ 𝒶𝓆𝓊ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶-Blas PolidoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora