Nuevo despertar

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Sentí la mirada de una persona. Abrí los ojos y miré hacía la reja de la celda en la que estaba durmiendo. Un chico que parecía de descendencia asiática, estaba observándome. Usaba una camiseta gris, y unos pantalones negros; al verme, me sonrió. 

- Buenos días. - Saludó. - Hora del desayuno. 

- No tengo apetito. - Murmuré, aún tumbada. 

- Daryl no está de humor hoy.  Salió temprano y consiguió un venado. - Abrió la celda. - Vamos, Carol cocina bien. - Se sentó en el piso delante de mí. - Soy Gleen. 

- Rebecca. - Susurré. 

- Daryl, es el gruñón fastidioso, Carol es la que pidió compasión por ti. Supongo que Rick y Carl son indispensables. - Pensó. -¿Quién más? 

- Conozco... - Me incorporé, sentándome en el suelo delante de él. - Una chica hermosa, de pelo rubio. 

- Beth. - Sonrió. - Su hermana es Maggie, mi novia. 

- No conozco a ninguna hermana. - Alcé los hombros. - ¿El anciano? ¿Está mejor? 

Gleen apagó su sonrisa y apretó sus labios. Negó con la cabeza y pasó su mano por su cabello. 

- Hershel. - Asintió. - Padre de Beth y Maggie. 

Una tercera voz se unió a la conversación. Ambos giramos nuestra cabeza a la entrada de la celda. 

- Es hora del desayuno. - Daryl estaba parado enfrente de nosotros. Mi estómago se revolvió. - Carol no cocinó en vano. 

- Estábamos por bajar. - Gleen respondió, apretando sus labios. - ¿Vamos? 

Negué con la cabeza. Con mis pies, comencé a retroceder, hasta pegar mi espalda con la cama de piedra. 

- Déjame solo. - Daryl ingresó a la celda, tomando la mano de Gleen y alzándolo del suelo. - Yo me encargó. 

- Daryl... - Gleen me observó. Mis ojos demostraban terror. - Será mejor qué...

- Nada. Me encargó yo. - Gleen salió de la celda. Observé al hombre de poca barba parado frente a mí. Se sentó en el suelo, pegando su espalda en la reja. 

Comencé a titiritar. Mis dientes chocaban unos con otros; así me daban mis crisis nerviosas. 

- Tranquila. - Puso su ballesta en el suelo. - Te debo una disculpa. 

Lo miraba. Mis piernas dejaron de temblar de repente, y por primera vez en mi vida, después de años; me sentí segura. 

- Perdóname. - Repitió. - No debería contarte esto, pero lo haré. 

Comenzó a apretar sus dedos, bajo su vista a sus manos, y comenzó a hablar. 

- Hace algunos meses... Perdimos a una nena. Se llamaba Sophia. 

Mis manos dejaron de moverse también. 

- Carol, su madre; estaba destrozada. Busqué a esa nena cómo no tienes una idea... Rebecca. - Me miró los ojos. Asentí. - Después de meses de búsqueda, abriendo caminantes del estómago, viendo sí habían comido reciente... La encontramos. - Se incorporó un poco. - ¿Sabes dónde estaba? En un granero. 

Lo observé a los ojos, mis ojos solo mostraban inseguridad; no sabía que significaba toda la historia irrelevante. 

- El punto aquí, es me porté como un estúpido. - Se levantó el suelo, sacudiéndose la tierra de la parte trasera. - Te pido una disculpa. Los niños son sagrados. 

Mis ojos estaban inundados. Lo único que he necesitado desde hace un tiempo, era solo una disculpa. Este hombre, Daryl, parecía ser rudo, pero en esa coraza, había un corazón que era lindo. Observé su mano acercándose a mí, la sujeté, y me levanté cómo sí pesará cómo una pluma. 

Detrás de ti || 𝓕𝓪𝓷𝓯𝓲𝓬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora