Lamentos

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Zanahoria. Esa maldita frase que Carl me dijo hace días, qué no me dejó dormir tranquila. Llevaba tres días sin salir de mi celda. Ahí dormía, comía, y sí tenía que ir al baño, caminaba hasta el final del pasillo, dónde había un viejo retrete; que no sé cómo, pero tenía agua. Gleen subió muchas veces a darme ánimos. Incluso, Beth decidió regalarme un cambio de ropa. Ahora tenía una camiseta amarilla y unos pantalones algo grandes, pero me servían. De verdad estaba necesitada de ropa. 

Estaba sentada en mi cama, rayando las paredes con un pequeño carbón que me robe de una de las demás celdas. Escribí los nombres mis amigos de la primaria, hice dibujos, escribí todo lo que me hacía sentir con estrés. 

Escuché demasiados murmullos en la planta baja. Un grito con llanto hizo que me alarmara, y salí de mi celda. Todos comenzaron a entrar a la celda dónde estaba el anciano. Estaba muerto. Todos estaban llorando, abrazándose unos a otros. Luego vi a Carl saliendo de ahí, con una sonrisa, abrazando a Beth, lo más fuerte que podía; y luego se fijó en mí. La soltó enseguida, sin perderme de vista. 

- Hola. - Saludó Beth. Yo solo moví mi mano. - ¿Quieres bajar? 

Negué con la cabeza. Beth pasó su mano por su nariz, sonriendo. 

- Hershel está bien, ¡mi papá esta vivo! - Sus lágrimas cayeron por sus mejillas. 

Sonreí, mientras mi estómago sentía algo demasiado raro. Quizá cosquillas de hambre, o felicidad porque Hershel estaba vivo. Jamás había convivido con él, pero yo era agradecida con las personas que me ayudaban. 

Bajé las escaleras, a paso apresurado. Miré a Beth; con una camiseta de manga sacada color amarillo, cómo la mía. En su cintura tenía una camiseta de cuadros atada a ella, y un short corto. 

Se acercó a mí, y me abrazó. Yo solo tenía mis manos pegadas a mi cuerpo, no pude siquiera rodearla. Pude ver a Carl observándome. Yo también lo veía, pero despegue mi vista en cuanto Beth se alejó de mí. 

- Ven, acércate. - Sujetó mi mano, entrelazando nuestros dedos. - Quiero que lo conozcas. 

- Ya lo conozco. - Afirmé. Pero me ignoró. Comenzó a caminar, llevándome hacía la celda. - Beth. No puedo. 

Me rehusé a entrar. Ella se giró hacía mí. Soltó mi mano. 

- No puedo. Entra tú. - Sonreí. 

Ella solo formó una sonrisa con sus labios, e ingresó a la celda. Giré mi cabeza a la derecha, y Carl seguía observándome, pero no con una mirada molesta, una mirada triste. 

- Becca. - Giré mi cabeza a dirección contraria, la izquierda. Daryl estaba llamándome desde afuera del pabellón. - ¿Vamos? 

- ¿A dónde? - Carl habló, pero no me preguntaba a mí. Ni siquiera me giré a verlo. - Yo quiero ir con ustedes. 

- No. - Me metí yo, ahora si, viéndolo. - Esto es cosa mía. 

- No puedes prohibirme salir; también tengo derecho, el mundo no es tuyo. 

Apreté mis puños. Daryl volvió a llamarme, y ahora sí me giré, caminando hacia él. Le sonreí, y el solo me asintió con la cabeza. Sacó unas llaves de su pantalón, y abrió el pabellón, dejándome salir. 

- Daryl. Déjame ir. 

- No puedo. - Daryl cerró. - Es mucha responsabilidad cuidar dos niños. 

- Pero no soy un niño. - El se acercó trotando a la puerta. - Vamos, mi madre esta a punto de dar a luz. No tenemos absolutamente nada. Todo esto de Hershel, no nos dan los tiempos. 

Detrás de ti || 𝓕𝓪𝓷𝓯𝓲𝓬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora