De nuevo

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Tarde tres días en decidirme si regresara la prisión. Pasé las noches llorando, pensando una y otra vez. En las madrugadas me levantaba asustada, con pesadillas horribles de mi papá matando a niños; o incluso, haciéndome daño a mí misma. 

La idea de qué el podía buscarme y herir al grupo que me acogió, me aterraba. Es por eso que prefería estar encerrada ahí con los Salvadores. 

La puerta de mi habitación se abrió. Negan me aventó una camiseta de botones con cuadros negro y rojo. En cuánto la vi, la tomé. Me había encantado, siempre usaba camisetas de botones, sólo que en el apocalipsis, la ropa era demasiado escasa. 

- Espero que hayas reflexionado. - Comenzó mi padre. Fruncí el ceño, molesta. 

- ¿Perdón? - Me levanté de mi cama, ofendida. - ¿Yo tengo que reflexionar?

- Tú actitud de ayer fue mediocre. 

Bufé, desesperada. Lo apunté con un solo dedo, y solté. 

- Está... - Me apunté a mi misma. - Será la última vez que me verás aquí parada. 

- ¿Me estás amenazando? - Me sonrió. - ¿Quieres jugar a las amenazas?

- No estoy jugando. 

Recogí mi camiseta manga larga de cuadros, y me la amarré en la cintura. No combinaba con mi camisa de de rayas rojas, pero ahorita no estábamos para modas. Recogí del suelo mi cinturón con mi cuchillo y mi pistola, y me lo abroché. Lo miré una última vez, con un nudo en el estómago. 

- ¿Qué te sucedió? - Susurré, apretando los labios. 

- No te conozco. - Alzó los hombros, con expresión seria. 

Comencé a caminar, esquivándolo por el pequeño hueco que me dejó la puerta. Afuera de la habitación, estaba mi patineta negra. Pensé en tomarla; al final del cuenta me iba a beneficiar sí la necesitaba. Comencé a caminar por el pasillo, para llegar a las puertas. 

- Rebecca. - Escuché su voz retumbando el pasillo. - Sí tú sales por esas puertas; me desconocerás. 

- Ya lo hago. 

Sin girarme a verlo, abrí la puertas, saliendo de ahí. Bajé las escaleras en 2 segundos, crucé por debajo de las estacas y comencé a adentrarme al bosque. Sabía que Negan estaba viéndome desde la entrada del santuario; pero ni siquiera le di el gusto de una última vista. Sabía que había sido un error meterme en ese lugar después de tanto tiempo. 

Cuándo recién comenzó la destrucción del mundo; Negan formó un pequeño grupo, justamente en ese mismo lugar. Antes de convertirlo en un santuario, había poca gente. Veía cómo Negan comenzaba a salir con demás mujeres; pensé que era parte del duelo. Pero luego comenzó a tener más, y más; hasta que terminé enterándome que las mujeres con las qué se acostaba, era sólo porque las veía vulnerables y con miedo. Dios, qué asco. 



Duré caminando bastante tiempo por el bosque. Cuándo vi el cuerpo de la niña con mi suéter morado; fue cuándo sonreí. Estaba cada vez más cerca de reencontrarme con Carl. Me senté en un tronco que estaba lleno de maleza. Respiré el aire fresco, y cerré mis ojos por un instante. Enseguida de eso, escuché una explosión. Los pájaros que habitaban en los árboles, salieron huyendo por el ruido. Me paré enseguida. Desfajé mi pistola del cinturón, la cargué, y comencé a avanzar de dónde provenía el ruido. Dejé mi patineta justamente dónde estaba el tronco; tendría que volver por ella. 

Comencé a ver una enorme nube de humo negro, provenía del norte. Bajé mi pistola y comencé a correr con todas mis fuerzas hacía el sonido. Me quedé estática al llegar al final del camino. La prisión estaba siendo destrozada por enormes remolques, tanques, gente armada y caminantes adentrándose a ella. Bajé la colina a cómo pude. Alcé mi pistola, y comencé a disparar desde lejos, a las personas que veía que estaban disparando a la gente de la prisión. En eso, sentí qué alguien me sujetaba del brazo. Era Daryl. 

Detrás de ti || 𝓕𝓪𝓷𝓯𝓲𝓬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora