Cuando el arte se convierte en sentimiento

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— ¡No es lo que crees, Odín!

— Aparta.

— Sea lo que sea que estés pensando, es un error.

— Deja el drama, saldré a hacer un encargo.

— ¿En domingo? ¿A esta hora?

— Tu lo haces— La mirada de Odín perforo a Nostradamus, cuyas rodillas casi ceden a su propio peso por el impacto de ese único ojo dorado— Y dejas que ese hombre también lo haga.

— ¿Hacer qué?

— Robar tu tiempo.

— ¿Qué? — Nostradamus parpadeo, completamente descolocado.

Miro a Odín con ojos saltones y rígido como tabla, sin saber que hacer primero. ¿Sonrojarse como una colegiala? ¿Chillar de emoción? ¿Saltar como conejo en celo y abrazar a este bárbaro hombre posesivo? Le encantaría hacer lo último, pero el humor de Odín no está para esos arranques y tiene miedo de enojarlo más de lo que se ve.

— Todo mi tiempo es tuyo, Oddie— Decide responder con el tono más dulce que posee e intentar acercarse.

Pero Odín lo repele como un gato malhumorado, dándole un manotazo antes de poder alcanzarlo y con toda la dignidad que solo este Venerable puede portar, sale elegantemente por la puerta principal, sin más palabras.

— ¡Ahora si la hiciste, enano!

— ¡Caerá la furia sobre ti cuando regresemos!

Los cuervos cierran el pico al instante que Odín los mira para hacerlos caldo, hasta Nostradamus siente pena por ellos.

Viéndolos irse, el joven francés siente que ya no puede más y se desploma encima de la pared, sujetándose de una estatuilla.

— Eso fue novedoso— saludo Loki, en la cima de las escaleras con una sonrisa psicópata— ¿Qué hiciste esta vez? Creo que le salían humo de las orejas y eso sí que es difícil.

Además de encontrarlo divertido, a Loki le daba bastante curiosidad. Como su padre era un ser sin emociones, rara vez se dejaba llevar por las cosas más simples de la vida.

Desde que Michel Nostradamus se coló en la casa y naturalmente en la vida de todos, las inesperadas reacciones humanas de Odín fueron de lo más interesantes.

— Yo no hice nada, tu padre malentiende las cosas.

— Eso es prácticamente imposible— Loki apoyo su expresión cínica contra su palma,  un poco sorprendido porque Michel insistía que nada era su culpa.

— Considera demasiado las variables, eso es lo malo de tener una mente tan analítica y dispuesta a pensar lo peor.

— Espera, ¿En serio?

— ¡Que no tuve la culpa!

— ¿Y porque estas abrazando la pared, si no es porque te sientes abrumado?

— ¿Yo? — Nostradamus se vio a sí mismo con las piernas temblando y los ojos desorbitados reflejados en el perfecto pulido de la ornamentaría. No puedo evitar sonreír.

— Sí, estabas aterrado— rio Loki, muy animado.

— Al contrario, ¡Esa mirada que puso me lleno de emoción!

Michel dejo la estatuilla en su lugar, sabiendo que si presionaba mucho contra su pecho la rompería. Para cuando Loki miro mejor, noto que era un busto del Venerable Odín Asgard.

No le creas a tus hijos cuando digan que soy demasiado joven para ti (NostraDin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora