No le creas a tus hijos cuando digan que soy demasiado joven para ti (NostraDin)

El travieso profeta pretende quedarse con el rey de Asgard (AU- Mitológico)

Aviso por si lo olvidaron: En este fic hay múltiples AU y esta es una.

Contexto rápido: El niño profeta en ascenso, Michel Nostradamus, se ve envuelto en un conflicto político cuando es atrapado espiando en el reino aislado de Asgard y pretenden venderlo como esclavo.

O eso parecía, porque en la mirada del rey de Asgard encuentra un futuro mucho más interesante. ¡Y lo hará suyo como sea!

.

.

.

Glaðsheimr, Asgard.

Desde que tiene uso de razón, ha soñado con una vida alucinante. No heroica o majestuosa, ni siquiera glamorosa o llena de grandezas.

Sus sueños son una visión de una vida, varias vidas, a veces de sí mismo o a través de otros ojos, con vistazos a personajes desconocidos y eventos impensables.

No es hasta hoy, que esta forzosamente arrodillado frente a la realeza y esperando la sentencia final, que todo cobra sentido.

Esos hermosos sueños eran una premonición, cuyo protagonista no era solo él, Michel Nostradamus, sino el hombre sentado en el trono Hlidskjálf, llamado por todos los vasallos como "el Venerable Odín".

El hombre es la meta de sus sueños y el principio de un futuro glorioso.

— Siendo de esta manera, el prisionero trabajará arduamente para cubrir la deuda de sus destrozos mientras intentaba huir y será...

— Quiero trabajar para ti— Declaro Nostradamus, sin mirar al sujeto que leía su sentencia, mirando directamente al rey de Asgard con toda la osadía del mundo— Podrías convertirme en tu asistente, aprendiz o un espía. Acepto cualquier cargo mientras sea contigo.

Su concentración estaba completamente en Odín, ignorando el asombro generalizado en el salón.

— Venerable Odín, quiero que tu decidas mi destino, no tus perros.

— Semejante falta de respeto. ¡Gran Venerable, lo lamento mucho! ¡Arránquenle la boca!

— ¡Tú, bruto! — Nostradamus no pude apuntar porque tiene las manos atadas, por lo que solo puede retorcerse entre las cuerdas— ¿Cómo se te ocurre ensuciar esta alfombra? ¿Qué autoridad tienes, más que leer documentos? Para ser precisos, seria arrancarme la mandíbula, no la boca, anatómicamente es...

— ¡Que alguien lo calle!

— ¡Menudo teatro es este!

Las cadenas en sus piernas están atadas a bolas pesadísimas, no podrá saltar o dar un paso sin que le cueste un dolor, por lo que Nostradamus se pone de pie para enfrentar la situación.

Silencioso y apático como si fuera una estatua, Odín no ofreció comentarios sobre este insolente comportamiento. A Nostradamus le alivio que no ordenara que le cortaran la lengua, así que ataco con todo.

— ¿Me consideran prisionero de guerra a pesar de no cargar armas conmigo? Si las tuviera, ¿Por qué no lo haría si soy claramente un extranjero en tierras desconocidas?

— ¿Por qué estás aquí, en primer lugar?

— ¡Cielos, que interesante pregunta! Me hubiera encantado que alguien preguntara lo obvio— Nostradamus gira los ojos, viéndose claramente aburrido.

Jadeos de indignación resuenan por el salón, pero Michel solo se fija que el rey de Asgard apenas parpadea. El cuervo blanco, posado en uno de los hombros de Odín, comienza a desesperarse.