No le creas a tus hijos cuando digan que soy demasiado joven para ti (NostraDin)

Leerte en una línea

¡Con inspiración otra vez!

.

.

.

— Otra vez aquí, Michel Nostradamus.

— ¡No fue mi culpa! Hacia muchísimo frio en la sala y quise calentarme un poco, soy débil, una pobre víctima...

— Prendiste fuego la sala de debate usando varios libros de la biblioteca.

— En mi defensa, el debate estaba más aburrido que un documental de cactus.

La mirada seria y dura del director fulmino al mocoso.

— Veinticinco estudiantes estaban presentes a la hora que inicio el fuego. ¿Debo considerar esto un atentado contra la vida humana?

— Mi querido director— Nostradamus subestimo las cosas, sacudiendo la mano de manera arrogante y despectiva— Un atentado contra la vida humana eran esos libros podridos, que solo llenan la cabeza de los crédulos ingenuos con delirios obsoletos.

— Te tomaste la molestia de elegir los libros más viejos para quemar.

— ¿No estoy ayudando a la educación?

Odín Asgard arrugo el ceño, un poco harto de esta ida y vueltas de excusas tontas. Ya era la tercera vez en el mes que tenía al revoltoso Nostradamus en su oficina, trayéndole una travesura más peculiar que la anterior, es impresionante lo creativo que era para superarse en cada llamado de atención.

El pequeño desgraciado tampoco huía de la escena del crimen y siempre se echaba toda la culpa, algunos lo llamarían un amigo leal, pero Odín lo sabía mejor...Este crio solo quiere fastidiarlo con continuos dolores de cabeza.

— Has involucrado alumnos inocentes y es tu récord del mes, así que deberé suspenderte.

— ¡Obvio! — Nostradamus aplaudió— Porque ciertas personas no pueden darse el lujo de expulsarme de su maravillosa escuela, director Odín.

Era demasiado astuto, jactándose de sí mismo y hablando alto como si nada le importara, no conociera de la decencia ni la moral. Este es Michel Nostradamus, el quinceañero más problemático e imparable que ha cruzado por su prestigiosa escuela.

Para colmo, es una celebridad con muchos seguidores desde que presumió conocer los resultados de las próximas elecciones y vaticinar importantes fenómenos naturales. Todo el mundo está ansioso por tenerlo, codiciosos y envidiosos de aquellos poderes psíquicos para proveer el futuro.

— Yo sí puedo.

— Lo sé— Nostradamus esbozo una sonrisa maliciosa— Pero no lo hará, porque tengo razón.

— Menudo niño más ególatra. ¡Más respeto por tus mayores!

— Nadie le habla al señor Odín tan mal, pequeño gusano.

— Sus cuervos hablan fuera de turno otra vez— A pesar de sonar quejoso, a Michel le caían bien los cuervos— ¿No deberían quedarse en casa? ¿O se siente solo en esta oficina gris? Bueno, tampoco es que alguien se atreviera a venir.

— Excepto tú.

— ¡Yo sí quiero verlo, director Odín!

Ahí está de nuevo.

No importa el motivo de porque lo arrastro a su oficina y que sanciones le imparta, Nostradamus se inclina hacia el escritorio y ladea la cabeza de manera que los mechones dorados de su lustroso cabello caigan de manera elegante a los lados, mientras pone su mejor cara de inocente con ojos saltones y la boca haciendo muecas.