Capitulo 10.

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Caleb.

La madera de las escaleras bajo nuestros pies deja escapar un crujido leve con cada paso. Siento a Hailey a mi lado, a solo centímetros, mi mano sostiene la suya firmemente. Todo en ella parece un ancla que me mantiene aquí, aunque nuestra realidad siga siendo incierta. La miro de reojo mientras subimos, sus ojos brillan con esa mezcla de determinación y vulnerabilidad que me desarma por completo. Siento el peso de mis propios deseos, de mi necesidad de mantenerla a salvo, aunque no esté seguro de qué sea suficiente para protegerla del mundo que la espera afuera.

Nuestros pasos son los únicos que resuenan en el callado hotel, por un momento, imagino este hotel como un refugio eterno. En mis pensamientos, este lugar se convierte en una jaula dorada, una en la que podría esconderla, en la que su seguridad sería indiscutible. Pero la idea se desmorona apenas recuerdo la naturaleza del sitio: la magia aquí es densa, más parecida a una niebla que se infiltra en nuestra esencia. La magia del hotel, aquella que lo oculta, debilita el poder y magia de nuestro lobo, lo adormece. Y si ella permanece aquí demasiado, su propia energía se extinguirá hasta que su lobo se convierta en solo un susurro dormido, nunca se recuperará e incluso podría... morir.

Sin embargo, solo quiero quedarme en este momento, no quiero dejar de verla cada mañana y cada noche, dormir a su lado con la certeza de que estamos a salvo.

Cuando entramos a la habitación, suspiro, intentando calmar el tumulto de pensamientos que me atormentan. Hailey se adelanta en dirección al baño.

— Voy a darme un baño — dice, con una sonrisa suave. No evitó sonreírle de vuelta al verla. Es tan hermosa.

— Claro, — respondo, y trato de apartar la mirada, de no delatar con mis ojos el efecto que tiene en mí. Pero cuando se aleja, cuando la puerta del baño se cierra detrás de ella y el sonido del agua comienza a llenar el espacio, siento que una parte de mí se queda vacía.

Me siento en el borde de la cama, y mis pensamientos vuelven a la mención de Hailey acerca de Exiled Moon.

Esa manada... la mayoría pensaría que no es más que una leyenda, pero yo escuché tantas veces a mi antiguo Alfa hablar de ella que no creo en que sea tan falsa, de la segunda oportunidad a los que habían sido rechazados por sus propias manadas, a su ayuda a los desterrados.
A veces parecía que él mismo ansiaba conocerla, o más bien, buscarla, y averiguar si era real o solo una leyenda. Su deseo de conocerla y conquistarla me llevo directo a mi destierro.

Me pregunto si realmente existe un lugar así. Él aseguraba haberlo visto, pero ninguno de sus soldados lo secundaba. Hailey solo lo menciono una vez mientras me hablaba de todo lo que había vivido para ser desterrada, y cuando traté de preguntar más... parecía tan frágil que no quise decir nada cuando se negó a hablar de ello.

¿Y si también vio a alguien creer en ello y fallar?

Suspiro mientras los recuerdos invaden mi mente poco a poco.

Camino rápidamente por los pasillos, sostengo mis libros de cuentas con fuerza mientras me dirijo hacia la oficina de él Alfa. Cuando entro en ella lo encuentro esparciendo mapas y figuras pesadas sobre el escritorio. Sus labios susurran cosas mientras se mueve alrededor del escritorio y coloca figuras estratégicamente.

Mis pasos se detienen lentamente sabiendo lo que eso significa para mi.

— Mi Alfa — saludo apenas tengo su vista sobre mi.

— ¡Caleb, qué gusto verte! — saluda animadamente. — Ven, ven. Entra. Tienes que escuchar esto — dice emocionado mientras me toma de el brazo y me jala hacia el escritorio.

Desterrada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora