Capitulo 4.

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Hailey.

La luna llena ya domina el cielo, bañando el bosque en una luz pálida, mientras el peso de la noche se cierne por completo sobre nosotros. El aire está cargado de dolor y muerte; el olor metálico de la sangre se mezcla con la tierra húmeda bajo nuestros pies. Mis lágrimas caen sin cesar mientras abrazo los cuerpos sin vida de mis mejores amigos, sintiendo cómo mi corazón se parte en mil pedazos.

Mis padres están a mi lado, abrazándome con fuerza como si su sola presencia pudiera sostener los restos de mi mundo destrozado, intentan hacerme retroceder pero me aferro a mis amigos. El calor de los cuerpos de mis padres choca contra la frialdad de la de ellos, sollozo con fuerza mientras los abrazo.

¿Por que? ¿Por que?

No podía dejar de preguntarme que había pasado, que significaba esto. Nadie puede entrar a nuestro territorio sin ser invitados por el Alfa, ¿cuando el Alfa invitaría a vampiros a nuestro territorio? Él siempre habla de cómo lo asquean.

— Hailey, mi amor, porfavor — susurra mi madre con voz cariñosa mientras toma mis manos y me hace soltar poco a poco los cuerpos sin vida de mis mejores amigos.

Mi padre termina de separarme de ellos y mi cuerpo de pronto se siente demasiado débil cómo para resistirse. Me dejo apartar por mis padres y sollozo, ellos me abrazan con fuerza tratando de contenerme, pero ni siquiera su consuelo puede calmar el temblor en mi interior. A cada respiración, el aire frío se me clava en los pulmones, recordándome que Blair y Cameron ya no están.

¿Como era posible? Estaban bien y de un segundo a otro...

— Tranquila, tranquila — susurra mi madre mientras acaricia mi cabello.

Sollozo nuevamente, el viento arrastra mi lamento al eco de los sollozos de las familias de mis amigos, el dolor desgarrador de quienes han perdido a sus hijos y hermanos. La madre de Blair está arrodillada junto al cuerpo de su hija, sollozando sin control. Los gemidos de la madre de Cameron son igual de desoladores, y sus lamentos se mezclan con el retumbar de pasos que se acercan.

Las hermanas de Cameron permanecen al margen, ni siquiera se atreven a ver de cerca. La hermana menor de Blair está al margen también, controlada por su nana para no acercarse a ver de cerca.

Escucho poco a poco las pisadas en manada que se acercan a la escena, mis padres me apartan a la orilla mientras los lobos de la manada comienzan a aullar y hacer círculos alrededor de nosotros. ¿Que es esto? ¿Por que nos rodean?.

Un gruñido profundo y furioso emerge de entre los lobos, me pone los nervios de punta. Mis padres se aferran a mi en un gesto protector. Levanto la vista, y lo veo: es el Alfa Greco. Se aproxima en su imponente forma lobuna, sus ojos brillan con una intensidad aterradora mientras muestra sus afilados dientes y gruñe de manera amenazante.

¿Por que me mira así?

Cada fibra de mi ser quiere esconderse debajo de la tierra, pero estoy inmóvil, atrapada por el miedo y el dolor. Mi respiración se vuelve errática cuando veo cómo se transforma frente a nosotros. Su pelaje desaparece, y lo que queda es la imponente forma humana de el Alfa Greco, completamente desnudo frente a mi con la rabia destilándose en cada movimiento que hace. Me dio la espalda y un suspiro aliviado salió de mis pulmones.

Cae de rodillas frente al cuerpo de Blair, apretando los puños contra el suelo, puedo ver el dolor en sus ojos mientras intenta contener las lagrimas, una de sus manos acaricia los restos de Blair mientras él niega con la cabeza una y otra vez, negándose a creer lo que sus ojos ven.
Por un instante, su mirada se cruza con la mía. Su expresión de lamento vuelve a ser de furia, se pone de pie sin dejar de mirarme, siento el aire escaparse de mis pulmones mientras lo veo acercarse. Sus ojos están llenos de furia, de un odio palpable, como si... como si yo fuese la culpable de todo esto.

Desterrada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora