Hailey.
La solitaria cafetería se había transformado en nuestro cuartel general improvisado. La tenue iluminación de las lámparas empotradas apenas lograba despejar la atmósfera cargada de tensión. Caleb, con su expresión decidida y ojos firmes, había convertido una de las mesas en el epicentro de nuestra planificación. Los mapas extendidos ante él parecían arrugarse bajo el peso de nuestras esperanzas y temores. Los conozco casi todos, incluso el de el mundo humano. Excepto el que tiene Abel enrollado entre las manos.
Nos agrupamos alrededor de la mesa sin dejar espacio vacío para que alguien externo pudiese mirar o escuchar, mire a cada uno de los rostros frente a mi, cada uno inmerso en sus propias preocupaciones.
Kath sigue molesta por que cree que si vamos a el norte solo encontraremos la muerte, Abel está decidido a partir lo antes posible y Caleb lo apoya, Sal solo parlotea de cómo sus habilidades la harán sanadora en esa manada y así podrá pasar el resto de su vida haciendo lo que ama.
¿Y yo? Bueno, por un lado me emociona el buscar Exiled Moon, encontrarla y volver a estar a salvo al menos en un lugar, sin tener que huir en medio de la noche, tener una casa y un trabajo... aunque nunca se comparará a lo que New Moon o Moonborn me ofrecerían.
Me quedé junto a Caleb, intentando mantener la calma a pesar de la ansiedad que se apoderaba de mí a cada segundo que pasaba. Miraba los mapas esparcidos, cada línea y cada punto se transformaban en símbolos de incertidumbre y miedo. Este viaje que prometía la posibilidad de una nueva vida, también traía consigo demasiados riesgos.
— Bien, comencemos — dijo Caleb con una firmeza que contrastaba con el nerviosismo que sentía en el aire. Su voz era un ancla en medio de nuestra tormenta emocional.
Todos lo miramos a él, pero su mirada solo conectó con la mía antes de respirar hondo y hablar poniendo una mano sobre el mapa.
— Estamos aquí — señaló el extremo sur del mapa. — . Y necesitamos ir hasta aquí — señaló el extremo norte de el mapa, ahí donde terminaba la tierra y comenzaba el gran mar salado que no tenía fin.
Un escalofrío me recorrió al mismo tiempo que una pregunta salía disparada de mis labios.
— ¿Cuanto tardaremos en llegar hasta allá? — mi voz sale más nerviosa de lo que habría querido, Caleb me da una mirada que no logro descifrar.
— Doscientos días con sus noches — responde Caleb mirándome directamente a los ojos.
Las expresiones de asombro colectivo me hacen mirar al resto del grupo nuevamente. Kath luce asustada y Sal parece más pensativa ahora al igual que Jo, Luke cierra los ojos con pesadez y niega con la cabeza mirando a Caleb.
— ¡No se suponía que dirías eso! — le recrimina en voz baja.
— De acuerdo, cállense todos — bramo Abel atrayendo la atención. — . Este es el plan que tenemos, escúchenlo, y cierren el pico. — habló Abel, desplegando el mapa grande entre sus manos que cubría casi toda la mesa, era más grande que los demás y estaba recién dibujado por ellos mismos en base a los otros mapas de los reinos de la luna. Les había quedado increíble. Cada uno de nosotros se inclinó para observar mejor. Cada territorio marcado por un lobo significaba una manada Abel señalaba con un dedo firme mientras explicaba —. Tendremos que movernos sin dejar rastro ni ser vistos. Por eso, nada de vehículos; esto será una gran caminata a través del bosque.
Su dedo se desplazó por el mapa, señalando tres ubicaciones en el norte. Cada una era un punto distante, claramente marcada con signos de advertencia.
— Tenemos identificadas aproximadamente tres manadas en esa área — continuó Abel —. Rebel Moon, Moonborn y Luna sangrienta, sabemos que son hostiles con los desterrados, así que no podemos acercarnos a sus territorios.
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Desterrada.
FantasyHailey jamás imaginó que un accidente marcaría su destino. Declarada culpable por su propio Alfa y desterrada de la manada, ahora huye, perseguida por aquellos que una vez llamó familia. Sin refugio y marcada como traidora, su única esperanza yace e...