Capitulo 15.

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Caleb.

El motor de la camioneta recién robada ruge mientras avanza por las calles desiertas de la ciudad, es más ruidosa de lo que me gustaría. Todo está envuelto en una penumbra que apenas rompen los destellos de los postes de luz cada ciertos metros. Es de madrugada, esa hora en que todo permanece en silencio, el momento oscuro antes del amanecer que hace que la noche parezca eterna.

Mi mente está tan cargada como el camino que dejamos atrás. Las emociones diferentes que experimento a medida que avanzamos son confusas e intensas, todas ellas me llenan de dudas y nervios que apenas puedo controlar.

Los edificios tan familiares en el pasado ahora se sienten ajenos, como un laberinto que cambia de forma en cada esquina. No recuerdo la última vez que estuve aquí, pero la ciudad parece completamente transformada. Hay nuevos edificios, nuevas calles y muchos más humanos, se reproducen rápido.
Me siento perdido, y el peso de esa sensación comienza a afectarme más de lo que estoy dispuesto a admitir.

Miro de reojo a Hailey. Va en el asiento del copiloto, con el rostro pálido y la mirada fija en el camino, como si intentara ignorar mi presencia.

¿Estará afectada por lo que sucedió?
Tal vez verme robar, atacando sin piedad a un hombre que solo tuvo la mala suerte de cruzarse en nuestro camino no fue lo mejor para que confíe más en mí.

Sé lo que piensa, lo que ve en mí ahora: alguien deshonroso, capaz de ensuciarse las manos. Y tiene razón.

Haría cualquier cosa para asegurarme de que esté a salvo.

Mientras conduzco, dejo que mis pensamientos me arrastren a un lugar más oscuro, recordando la primera vez que robé. Estaba hambriento, solo en el mundo, con nada más que las ropas que llevaba puestas y un instinto de supervivencia que me empujó a tomar lo que no era mío.

Nunca fue lo que quise hacer. Traté de abstenerme, de ganarme la vida limpiamente, intenté trabajar. Pero, ¿quién confía en un desterrado?

Y ahora, aquí estoy, años después, repitiendo el mismo ciclo. Solo que esta vez no es por mí. Esta vez es por ellos: por Hailey, por Abel, por Sal, Jo, Luke y Kath. Escapamos con comida, algo de dinero y un vehículo que nos saca de la ciudad. Lo esencial para sobrevivir si logro sacarlos de aquí sin que el Alfa nos atrape.

Pero Hailey no lo entiende; para ella solo fue un acto de deshonra. Y sí, tal vez lo fue. Pero no tuve opción. Tengo que protegerlos. Confían en mí. No puedo fallar.

Una oleada de culpa me atraviesa. La reprimo rápidamente. No puedo darme el lujo de flaquear ahora. Sobrevivir es lo único que importa. Hice algo malo, sí, y lo haría de nuevo. Era necesario.

Respiro profundo, tratando de llenar mis pulmones con aire fresco, pero el aroma que llega de golpe a mis fosas nasales hace que mis sentidos se agudicen. Es un olor metálico y ácido que me hiela la sangre en cuestión de segundos. Lo reconozco de inmediato.

El Alfa.

Aprieto los dientes y mi pie presiona el acelerador con más fuerza. El vehículo tiembla bajo la velocidad, y escucho a Sal murmurar algo desde la parte trasera. Mis ojos captan su figura en el retrovisor junto a Kath; ambas miran por la ventana trasera de la camioneta.

—¡Nos siguen! —exclama Sal, con el miedo incrustado en su voz.

Hailey se gira casi de inmediato hacia atrás, intentando ver qué sucede.

— Luke — lo llamo de manera casi instintiva, él cambia rápidamente de lugar con Jo. Observa desde donde están las chicas y asiente.

Una punzada en mi abdomen me hace apretar los dientes y pisar el acelerador.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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