TÚPAC YUPANQUI VS SUPAY

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Heimdall levantó su cuerno, el sonido resonando por toda la arena mientras las gradas se llenaban de expectación. La siguiente ronda estaba a punto de comenzar.

Heimdall: ¡Damas y caballeros, dioses y mortales, den la bienvenida al siguiente guerrero de la humanidad! ¡Desde las tierras del gran imperio incaico, el conquistador de océanos y tierras, aquel hombre que llevo al extremo los límites de su imperio, aquel hombre que llegó hasta los territorios más recónditos, rompiendo mareas y olas, Túpac Yupanqui!

La puerta de la arena se abrió y una barca incaica avanzó majestuosamente, llevada por un grupo de soldados y sirvientes vestidos con los atuendos tradicionales. En la barca, rodeado de tesoros de sus numerosas conquistas, estaba Túpac Yupanqui, con una expresión firme y decidida. El público humano lo ovacionó, emocionado por ver a uno de sus más grandes líderes entrar en la arena.

Heimdall: ¡Y del lado de los dioses, alguien que ha decidido tomar la arena por su cuenta! ¡El dios del inframundo andino, el temido Supay!

Un salto espectacular desde las gradas marcó la entrada de Supay. Su presencia era imponente, con una mezcla de poder y misterio. Los dioses andinos que lo observaban, Pachacámac, Pachamama, Amaru, Mamacocha y Chasca, se mostraban divididos entre la esperanza y la preocupación. Supay era conocido por su ferocidad y temían por el enfrentamiento con el representante de todos los dioses andinos en la Tierra.

Amaru: (rezando en voz baja) Que los Apus lo protejan, que la energía de nuestros ancestros lo guíe.

Pachacámac: (con voz grave) Supay es poderoso, pero Túpac Yupanqui tiene la fuerza y la inteligencia de un gran líder. Esperemos que este combate sea justo.

Pachamama: (preocupada) Supay siempre ha sido impredecible. Espero que se controle y no cause más daño del necesario.

Mamacocha: (susurrando) La energía de las aguas está con él, pero este combate será una verdadera prueba.

Chasca: (con fe) Ambos tienen su propio poder y propósito. Que el mejor prevalezca, y que esta batalla traiga honor a nuestro panteón.

En la arena, Supay y Túpac Yupanqui se miraron fijamente. El respeto y la tensión eran palpables. Ambos sabían lo que estaba en juego y lo que representaban.

Túpac Yupanqui: (con voz firme) Supay, dios del inframundo, hoy luchamos no solo por nosotros, sino por todo lo que representamos. Que este combate sea digno de nuestros ancestros.

Supay: (con una sonrisa oscura) Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec, gran conquistador, veo en ti la fuerza de miles. Hoy, probaremos quién tiene el verdadero poder de los Andes.

Heimdall: (anunciando) ¡Que comience el combate!

La pelea se inició con una explosión de energía. Túpac Yupanqui avanzó con la destreza y habilidad de un gran estratega, sus movimientos calculados y precisos. Supay, por su parte, desplegó una serie de ataques oscuros y sobrenaturales, su poder del inframundo manifestándose en la arena.

Amaru: (mirando con preocupación) ¡Vamos, Túpac! ¡No te dejes vencer por la oscuridad!

Pachacámac: (tenso) Esta batalla definirá mucho más que una victoria. Será una prueba del verdadero poder de nuestros guerreros y dioses.

Pachamama: (murmurando) Que la tierra le dé fuerza, que el espíritu de nuestros ancestros lo acompañe.

El combate continuaba con intensidad. Túpac Yupanqui utilizaba su experiencia en batallas, mientras que Supay explotaba su naturaleza sobrenatural. La arena era un campo de poder y estrategia, ambos contendientes dando lo mejor de sí.

SHUUMATSU NO VALKYRIE x MAJO TAISENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora