AMELIA EARTHART VS TLALOC

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Heimdall se adelantó al centro de la arena, su voz resonando con autoridad y claridad.

Heimdall: "¡La próxima batalla está a punto de comenzar! ¡Del lado de los dioses, tenemos a Tlaloc, el temible dios de la lluvia y las tormentas!"

Tlaloc entró en la arena envuelto en un aura de terror. Su presencia era imponente, y su mirada fría y despiadada recorrió a la audiencia. El cielo se oscureció momentáneamente mientras él avanzaba, como si el mismo clima respondiera a su llamado.

Heimdall: "¡Y del lado de la humanidad, surcando los cielos, tenemos a Amelia Earhart, la intrépida aviadora!"

El Lockheed Electra 10e descendió lentamente, su motor rugiendo mientras aterrizaba en la arena. Amelia Earhart salió del avión, su figura esbelta y decidida se destacó inmediatamente. Con una sonrisa desafiante, saludó a la multitud, mientras sus compañeros de vuelo en las gradas gritaban y aplaudían con entusiasmo.

En las gradas de los dioses, Tonantzin y Quetzalcoatl observaban con atención. Tonantzin aplaudía a Tlaloc, aunque no podía evitar mirar a Quetzalcoatl con curiosidad.

Tonantzin: "Quetzalcoatl, no me acostumbro a verte así."

Quetzalcoatl, en su forma femenina, respondió con una voz serena y firme.

Quetzalcoatl: "Esta es mi forma original, Tonantzin. La fluidez es parte de mi esencia."

Tonantzin asintió, aún ajustándose a la nueva apariencia de su compañera. La multitud estaba expectante, la tensión palpable en el aire.

En la arena, Amelia ajustó sus gafas de aviador y se preparó, mirando a Tlaloc con determinación.

Amelia Earhart: "Vamos a hacerlo, Tlaloc. Que gane el mejor."

Tlaloc no respondió con palabras, pero su mirada fulminante y el repentino retumbar de truenos dejaban claro su desafío. Amelia subió a su avión, lista para enfrentar lo que sea que el dios de la lluvia lanzara en su dirección.

Mientras el combate estaba a punto de empezar, los gritos de apoyo se intensificaron tanto en el lado de los humanos como en el de los dioses. La lucha prometía ser intensa, y ambos bandos sabían que cada batalla podía cambiar el curso del Ragnarok.

Heimdall: "¡Que la batalla comience!"

El rugido de los motores del Lockheed Electra 10e y el sonido de los truenos de Tlaloc llenaron el aire mientras los combatientes se preparaban para enfrentar uno de los combates más épicos hasta ahora.

En el balcón de Brunhilde, una antahualla apareció de repente, su pelaje brillante y sus ojos llenos de preocupación. Se acercó a Brunhilde con urgencia.

Antahualla: "Brunhilde, hay noticias alarmantes. Zeus no será el único en ser derrocado. También planean derrocar a Jesús y a Santa María."

Brunhilde frunció el ceño, su mirada se endureció ante la gravedad de la situación.

Brunhilde: "Esto se complica cada vez más. No podemos permitir que los dioses caigan uno tras otro. Debemos mantenernos alerta."

Mientras tanto, en otro rincón del cielo, Miguel, el arcángel, había recibido la misma noticia. No perdió tiempo y reunió a los otros arcángeles en un salón celestial resplandeciente.

Miguel: "Hermanos, la situación es crítica. No solo Zeus está en peligro, sino también Nuestro Señor y Santa María. Debemos armar una estrategia para protegerlos."

Gabriel, con su trompeta dorada en mano, asintió gravemente.

Gabriel: "No podemos permitir que la balanza del cielo se desequilibre. Si caen, todo el orden celestial se derrumbará."

SHUUMATSU NO VALKYRIE x MAJO TAISENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora